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ahora a quienes en todo este largo tiempo ocuparon porciones del paisaje<br />

llanero no es tarea fácil.<br />

No es posible negar que nuestros Llanos fueran escenario <strong>para</strong><br />

cazadores, recolectores o simples caminantes que buscaban lugares<br />

hospitalarios donde echar raíces; pero si es justo aclarar que hubo quienes<br />

encontraron, o así lo creyeron, sitio de permanencia en estas tierras planas.<br />

Para los primeros en llegar aquellas sabanas parecerían, quizás, demasiado<br />

cenagosas, desoladas u hostiles. Se procurarían algún alimento y seguirían<br />

su peregrinaje. Alguno se demoraría <strong>más</strong> que otro; el ambiente mejoraría<br />

en algo al disminuir la humedad. Sobrevivir sería lo acusiante en los<br />

primeros momentos, sólo después se plantearía el problema del<br />

asentamiento, de la permanencia; pudo hasta haber ensayos fallidos. Pese a<br />

la apariencia hostil que <strong>para</strong> nosotros presenten hoy ciénagas y esteros,<br />

suelen brindar muy buenas condiciones <strong>para</strong> recolección, caza y pesca, <strong>más</strong><br />

si en las cercanías es posible encontrar aguas claras, corrientes y el abrigo<br />

de alguna espesura. Así se establecerían cerca del Orinoco o del Apure,<br />

buscando las zonas boscosas de los Llanos de Occidente. La arqueología<br />

registra algunos de esos asentamientos con fechas que se alargan hasta los<br />

1000 años a. c., pero bien sabemos de la difícil conservación de útiles e<br />

instrumentos en las duras condiciones llaneras, así que no podemos<br />

señalarla como fecha tope <strong>para</strong> el establecimiento de aborígenes en<br />

nuestras sabanas.<br />

A la llegada de los europeos la densidad de la población indígena no<br />

parecía ser muy alta en la región que nos ocupa, sin embargo es posible<br />

identificar a di<strong>ver</strong>sos grupos de nómades y recolectores, como los<br />

Guamonteyes, recorriendo los Llanos; a los Caquetíos en tierras de<br />

Portuguesa y Barinas, y los Otomacos establecidos entre los ríos<br />

Apure, Arauca y Orinoco, sin olvidar que los caribes solían hacer<br />

incursiones por el Orinoco y sus afluentes. 20<br />

Aparte de señalar que su presencia ya había humanizado esos<br />

paisajes, nos interesa destacar el caso de quienes, mil o <strong>más</strong> años antes de<br />

la llegada de los europeos, ocuparon terrenos inundables en la cuenca<br />

occidental de los Llanos, y los intervinieron mediante di<strong>ver</strong>sas obras de<br />

ingeniería, impresionantes construcciones de tierra: montículos, calzadas,<br />

20 El lector habrá notado que estamos haciendo uso de la clasificación: Areas Culturales de Venezuela<br />

Prehispánica, tal como es presentada por Miguel Acosta Saignes en su libro Estudios de Etnología<br />

Antigua de Venezuela. Uni<strong>ver</strong>sidad Central de Venezuela. 1954.

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