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Pero pese a todo, no son esos los cambios que nos interesan, pues<br />
son pasajeros; por el contrario, si algo deberá merecer nuestra atención<br />
serán los aspectos aparentemente inalterables del Llano, o de cualquier<br />
paisaje, y no esos cambios estacionales, cíclicos, productos de las<br />
rotaciones terrestres. Trataremos de percibir, tomar conciencia, de las<br />
modificaciones sufridas por el medio ambiente con el transcurrir del<br />
tiempo, pero del tiempo lineal, extendido, no del tiempo circular, modular,<br />
repetitivo, de relojes y almanaques. Especial interés tendrán <strong>para</strong> nosotros<br />
las alteraciones de carácter antrópico. Ecología, culturas, evolución, en<br />
todo caso... la huella del hombre en la geografía y en el tiempo. Unos <strong>ver</strong>án<br />
aquí la historia, otros tal vez, las culturas.<br />
Vamos, pues, a ocuparnos de los paisajes llaneros, pero entendiendo<br />
por tales no sólo una imagen visual <strong>más</strong> o menos aprehendida por nuestra<br />
memoria, sino la resultante de complejas acciones de agentes biológicos y<br />
fisicoquímicos de la naturaleza y muy especialmente, la actividad del<br />
hombre en interacción con todas esas fuerzas.<br />
Si paseamos la vista por el territorio de Venezuela, <strong>ver</strong>emos que los<br />
Llanos ocupan, aproximadamente, la cuarta parte de su extensión y que<br />
conforman una depresión geográfica alinderada por las cordilleras de los<br />
Andes y de la Costa, y el río Orinoco y, detrás de éste, el macizo guayanés.<br />
Superficies planas con predominio de la vegetación herbácea y que no<br />
superan los doscientos metros sobre el nivel del mar. “Penétrase... a una<br />
vasta soledad. Acostumbrado el viajero al aspecto de las rocas y a la<br />
umbría de los valles, mira con asombro estas sabanas sin árboles, estas<br />
llanuras inmensas, que parecen ascender hacia el horizonte.” 1 . Así narra su<br />
primer contacto con el Llano ese viajero sabio que fue Alejandro<br />
Humboldt; agregando <strong>más</strong> adelante: “...con trabajo nos habituamos a la<br />
vista de los llanos de Venezuela y de Casanare, a la de las Pampas de<br />
Buenos Aires y del Chaco, que sin cesar recuerdan, durante viajes de 20 a<br />
30 días, la superficie igual del océano” 2 y luego: “Lo que mejor caracteriza<br />
las sabanas o estepas de la América meridional es la falta absoluta de<br />
colinas y desigualdades, el perfecto nivel de todos los puntos del suelo. Así<br />
es que los conquistadores españoles que por primera vez penetraron desde<br />
1 Humboltt, Alejandro. Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente. Monte Avila.<br />
Caracas 1985. Tomo 3 p.187.<br />
2 Ibid. p. 207.