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el remoquete del Tortugo. Allí conocí al Indio, al Chivo, a la Palometa, a<br />
Isabel de La Fuente.<br />
EL TORTUGO<br />
Una casa de adobe, a media pared sin puertas. Una barra que tiene<br />
como aposentadero un tronco de palma llanera. En una cornamenta de<br />
venado clavada al frente de la barra, guinda un sombrero de fina marca. El<br />
dueño del negocio comienza a explicarme el significado de cada una de las<br />
piezas que allí reposan: Este sombrero perteneció al Cubiro, afamado<br />
cantante de joropos, este fuete lo heredé de Loyola, leyenda guariqueña del<br />
canto. Más adelante leo una placa de reconocimiento dedicada a La<br />
Palometa por tener el mérito de fundar una orquesta <strong>para</strong> tocar joropos<br />
llaneros en Europa. Al lado veo una foto de un indio de perfil, creí<br />
reconocer a primera vista al indio Tupac Amaru, y le hice el comentario al<br />
Tortugo. ¡Que Tupac Amaru del coño!, es el Indio, un teatrero que se<br />
m<strong>aqui</strong>llaba como ese famoso indio peruano y le cobraba a los europeos<br />
<strong>para</strong> dejarse pintar, los musiüs creían que él era de descendencia Inca. Por<br />
último en una corteza alargada de madera un escrito dirigido a los<br />
visitantes reza: " Si este sitio no le gusta váyase largo al carajo". <br />
Compadre me dijo El Tortugo si usted quiere conocer esta punta de<br />
jodíos venga en la tardecita, esos bichos son clientes de este Rancho<br />
Llanero.<br />
En la tarde llegué al sitio, no había clientes, me senté en una mesa, se<br />
me acercó una mujer ¿Qué le servimos patrón?, tenemos cerveza fría y de<br />
comer, caldo de curitos <strong>para</strong> levantar el animal, pescado envuelto en hoja<br />
de topocho, amuñuñao de pollo, cabeza de caribe frito <strong>para</strong> el que tiene la<br />
<strong>ver</strong>güenza caída . Pido una cerveza y le pregunto por El Tortugo. No sé,<br />
ese nunca dice <strong>para</strong> donde va . Me trae la cerveza y entra a la cocina.<br />
Llega al sitio una camioneta lujosa con vidrios ahumados se baja un<br />
hombre y lo reconozco es El Tortugo, da un traspié cuando se baja, parece<br />
bebido. Entró sin saludar y se apostó en una mesa. Tengo hambre le dice<br />
a la mujer – fríame una chinchurrias ¡rápido!, nojoda . La mujer sale<br />
molesta a encarar al Tortugo: ¿Porqué no le pides comida a la otra?,...<br />
coño, que bonito, te revuelcas con ella y yo tengo que llenarte la tripa. –<br />
Dije comida, ¡nojoda!, golpeó la mesa y se paró de la silla, la mujer se<br />
metió a la cocina apurada, El Tortugo sacó una cerveza del enfriador y se la<br />
tomó de un solo trago, hace que me mira pero no me ve, los ojos los tiene<br />
vidriosos. Se sienta de nuevo y comienza a quedarse dormido con la cabeza<br />
sobre la mesa.