DE EGRESADOS - e-cademic - Universidad de Guadalajara

con las exigencias del campo político, que es de donde provienen las disposiciones (leyes),
así la relatividad se acentúa, ya que estas modificaciones no han sido producto de la
trayectoria propiamente del campo educativo, sino que responden a las estrategias de
reforma y achicamiento del Estado que se da en el modelo neoliberal. Por ejemplo, en
nuestro país, la problemática de financiamiento por parte del Estado, debido a la crisis
fiscal de ajustes económicos, o por los cambios en la jerarquización del sistema de
distribución del presupuesto entre los diferentes niveles educativos, lo que ha marcado el
ritmo y velocidad con que el sistema educativo debiera renovarse. Más relativamente
resulta está autonomía cuando incorporamos al análisis la incidencia del campo económico
que a través de la imposición de la lógica del mercado y su manifiesta dependencia con
respecto a los organismos de financiamiento internacional, condiciona de manera exclusiva
al campo educativo. La constatación de lo anterior, es el que una entidad como el Fondo
Monetario Internacional (FMI), es quien controla las políticas estatales e impulsa la
reforma del estado (más evidente en los sexenios de Miguel de la Madrid, Salinas de
Gortari, Zedillo y Fox) y que además ha instrumentado un brazo técnico que va más allá del
aspecto económico denominado Banco Mundial, cuyo objetivo explícito es aliviar la
“pobreza” del mundo, y para lograrlo se mete en el área de las políticas sociales de los
países “pobres”.
Su incidencia no tiene límites, pues llega al campo pedagógico fijando
lineamientos que tienen que ver más con la lógica del mercado que con la lógica
pedagógica, ya que exige que el fenómeno de la privatización impacte en el campo
educativo, pues reduce el sistema de la enseñanza pública a la mera atención de la demanda
del sector privado, pues no le interesa este sector por no ser lo rentable que quisiera; dentro
de esta lógica se entiende que es sano que haya competencia, pues se tiende a manejar en el
discurso que aquella escuela que funciones mal, que no sea apta o que no sea eficiente,
tendrá que ser reformada o privatizada como cualquier otra empresa. En este marco de
reforma, las Universidades Públicas (como instituciones específicas de este campo) deben
de elaborar un proyecto institucional que se ajuste a las nuevas condiciones objetivas
impuestas por las Secretarías de Estado (SHCP y SEP) que a su vez dependen de los
organismos antes mencionados y que dirigen las políticas públicas (Educación) de los
países “pobres”, por lo tanto, este para ser legitimado y reconocido, debe constituirse en
una adecuada “oferta” educativa.
En este contexto, la Universidad de Guadalajara inicia un proceso de reforma
universitaria en 1989 con la administración del Lic. Raúl Padilla López, donde se señalaron
líneas orientadoras del trabajo académico y que también incluyó aspectos tanto
administrativos como políticos, lo que cambiaría en unos cuantos años la estructura
universitaria fondo y forma. Se replantearon las funciones sustantivas del quehacer
universitario: Docencia, Investigación y Extensión, se tendrían que descentralizar, hacerse
flexibles y acordes a la sociedad moderna. 8
8 Folleto Bases para la Reforma Académica de la Universidad de Guadalajara (1989), pp. 1-5
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