Haga Clic Aqui para abrir este Documento - Programa de Semiótica

lingüísticas pues los residuos del “arcaico” Estado Normalizador emergen en las
prácticas cotidianas colaborando y contendiendo con los postulados del
multiculturalismo vigente. La naturalización de las culturas múltiples desestima el
conflicto y la diferencia, observando la pertenencia a una cultura y una lengua, como
intervención del destino: “hay una intención ideológica (define Bauman) detrás de cada
visión de “cultura homogénea”, y la idea de heterogeneidad cultural rinde tributo a esta
ideología... refleja la vieja práctica de la homogeneización asistida por el poder” (2001:
209). Las intervenciones sobre las prácticas lingüística y la educación confirman, desde
sus diversas aristas, la tendencia de un estado normalizador residual que, junto a los
organismos supranacionales de control, instalan una lógica que ensancha la brecha de la
xenitud. Aquí, en nuestras fronteras, donde la alteridad, el reconocimiento del otro y los
otros, opera diariamente, la xenitud parece promovida por estas intervenciones. Justo
cuando es resaltado el descentramiento cultural y político, el centro vuelve a aparecer
con toda su potencia programática.
III
He instalado el término frontera al reflexionar sobre las planificaciones y políticas
lingüísticas en las sociedades de control, y junto a la frontera el multiculturalismo, la
heterogeneidad, la homogeneidad, el Estado, etc. A lo largo del deslinde teórico que he
realizado me permití generalizar características y modos de operar sobre las lenguas
propias de los tipos de sociedad que he descrito, sin detenerme en el caso de Misiones, y
las particularidades que acarrea. Aún así, la descripción parece remitir a los dilemas que
son materia cotidiana en nuestras prácticas lingüísticas. La frontera es una característica
singular de nuestra cotidianeidad. El reconocimiento de los otros mediante el paso
fronterizo es un hábito social y lingüístico. Fronteras adentro, el reconocimiento
interlingüístico e intercultural, señala la porosidad y la polifonía del propio espacio
semiótico que habitamos (nuevamente lo habitual asume el modelo de lo característico),
confirmando una frase de Bhabha: “la cultura como estrategia de supervivencia es a la
vez transnacional y traduccional” (212). La traducción es una práctica solapada que
junto al pasaje fronterizo caracterizan a lo cultural cotidiano en nuestro territorio.
Hacerle frente a la omnipotencia del estado y su lengua oficial, soportada por planes de
organismos paralelos que celebran la diversidad como grieta, les exige a los habitantes
de este in-between fronterizo implementar estrategias traduccionales (la traducción