Haga Clic Aqui para abrir este Documento - Programa de Semiótica

I.F. considera que tal uso del lenguaje es una forma más de juego lingüístico, ya que
“los problemas filosóficos surgen cuando el lenguaje hace fiesta” (§ 38). Encontramos
aquí una función “terapéutica” del lenguaje, en tanto aclarar que el lenguaje de uso
cotidiano permite que no haya problemas sin sentido o irresolubles. Esta recurrencia a la
multiplicidad de formas de uso explica la “lucha contra el embrujamiento” del lenguaje
que se produce cuando la metafísica saca palabras de su contexto y les da significación
que no poseen. “Reconducimos las palabras de su empleo metafísico a su empleo
cotidiano” haciendo de la filosofía “una lucha contra el embrujo de nuestro
entendimiento por medio de nuestro lenguaje” (§.109). Otra vuelta de pensamiento a la
relación filosofía y lenguaje.
Por otra parte, para W. la actividad lingüística forma parte de las tantas y diversas
actividades humanas en los diversos contextos y situaciones. Usar el lenguaje es tan
natural como andar, comer, beber o jugar, acciones primarias que configuran protocolos
y formatos discursivos con maneras sui generis de cada cultura. De aquí la importancia
de reconocer estos protocolos de base de la socialización primaria como nutrientes de
nuestras conversaciones, relatos, juegos, rituales, etc. en los espacios alfabetizadores.
Wittgestein recomienda considerar los procesos (juegos) desde el mirar: “No pienses
sino mira”. ¿Qué vemos? Una complicada red de parecidos que se superponen y
entrecruzan, a gran escala y de detalles, “parecidos de familia” que se comprenden
mejor en la analogía referida al hilar y tejer hilo a hilo una madeja. Si bien las palabras
pueden presentarse como uniformes en su apariencia –p.ej: una caja de herramientas-,
“su empleo no se nos presenta tan claramente” (§ 11) ya que no hay límites trazados
para el concepto de juego y el lenguaje es en realidad un laberinto, como el plano de una
vieja ciudad donde hay diversidad de barrios, de casas, de calles, de límites posibles.
Si logramos percibir ese aire de familia, ver ese parecido no preciso de la lógica sino de
límites desdibujados del lenguaje, esta estructura nos conducirá a una manera de pensar
que es posterior a la existencia de la experiencia. La lógica o la dirección de la
instrucción dada sería: 1º mira, luego piensa. El parentesco es tan innegable como la
diferencia (§.76), por lo que aprender a jugar será entonces poder mirar y darnos cuenta
de tales parecidos y de tales diferencias. Quien entiende el lenguaje, completa el sentido
por comparación y oponiendo diferencias.
“No somos conscientes de la indescriptible diversidad de todos los juegos de lenguaje
cotidianos porque los vestidos de nuestro lenguaje los igualan a todos” (Parte II, Cap.