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filosóficas de la totalidad de la obra de W. organizando sobre la base de los textos
fundamentales del autor, un intento de agrupar por temas como: certeza, mundo, sujeto,
lenguaje, gramática y lógica, entre otros.
Si analizamos el pensamiento del W. en dos direcciones, veremos que en el marco del
“formalismo” propone un análisis “lógico” del lenguaje científico, busca un lenguaje
perfecto que elimine los problemas que se encuentran por el mal uso que se hace de
éste.
El “antiformalismo” parte de la base de un análisis lingüístico del lenguaje ordinario.
Se habla del contexto y de los usos del lenguaje (de las proposiciones y palabras); el
intento de evitar las “trampas” del propio lenguaje.
La corriente de pensamiento conocida como filosofía analítica abarca toda una serie de
planteamientos filosóficos como los del Círculo de Viena, el Empirismo Lógico, el
Racionalismo Crítico de Popper, el Racionalismo Lógico (en dependencia de la Escuela
de Varsovia), etc.
Otra lectura que intenta mirar con ojos nuevos la relación entre el hombre Wittgenstein
y el filósofo Wittgenstein, se ofrece ante la interpretación del propio Tractatus Logico
Philosophicus no solamente como contribuciones al desarrollo tanto de la lógica
matemática como de la filosofía analítica británica del siglo XX, sino en relación con
sus orígenes culturales y sus ocupaciones intelectuales. En páginas finales del Tractatus,
encontramos una serie de tesis dogmáticas sobre el solipsismo, la muerte y “el sentido
del mundo” que “debe hallarse fuera del mundo” que dado el breve espacio de su
desarrollo, no se las ha considerado en estudios detenidos. Sin embargo, últimamente
encontramos estudios de estos aspectos que encuentran elementos para iluminar las
características esenciales del escenario cultural vienés y sus influencias en un
Wittgenstein “ético” cuyos pensamientos se desarrollaron junto a los “lógicos”. Esta
mirada se sostiene en la vida cultural de la Viena de los últimos tiempos de los
Habsburgo, ámbito de una especialización intelectual y artística desconocida en otros
lugares de Europa y que sólo en los cincuenta años siguientes pudo lograr un sitio. Ese
contexto refleja una concepción de la filosofía que lejos de ser la ocupación
especializada de una disciplina autónoma y autosuficiente, tenía múltiples facetas y
estaba interrelacionada con todos los otros aspectos de la cultura contemporánea.
Colaboran en este análisis la documentación epistolar y los relatos y memorias
póstumas de sus amigos y discípulos (P. Engelmann, L. Ficker, M. Anscombe) donde se
pone de manifiesto que en la Viena de Wittgenstein toda persona instruída discutía