Haga Clic Aqui para abrir este Documento - Programa de Semiótica

instrumentar una liberación insolente ante el tiempo mítico, adherir la huella del
narrador al relato contado. El narrador posee una orientación un sentido de lo práctico
inherente al carácter utilitario de la narración. La utilidad de la narración es la de
configurar, mediante el enhebrado de una serie de relatos, una memoria de la
colectividad.
Marc Augé recupera la idea benjaminiana afirmando que la historia de los
hombres es la historia de la invenciones literarias y retóricas a través de las que han
intentado neutralizar el dispositivo mítico. La vida de la tribu y de los individuos
vendría a estar cifrada en las estructuras narrativas formales, es decir que cada
acontecimiento adoptaría la forma en que es narrado:
Todo relato participa de la imitación y de la ficción. Si la vida, individual y colectiva,
tiene una dimensión narrativa, es porque mantiene con el tiempo, o mas bien con el
empleo del tiempo la misma relación que con el relato. (174)
Los procesos miméticos articulan las relaciones internas simbólicas de un
mundo dado, configuran narrativamente acontecimientos poniendo el mundo en relatos
–históricos o de ficción– y, disciernen la interacción entre el mundo del texto y el
mundo del auditor o lector. Estas tres instancias –semiótica, del discurso, de la
recepción– son los tres tipos de Mimesis que describe Paul Ricoeur –retomadas por
Augé–, diferentes espacios de intersección entre el tiempo y la narración. La mimesis
colabora en la construcción narrativa de la realidad: en la mimesis 1, el relato que hace
la colectividad está contenido en un horizonte de sentido, una semiósfera que regla los
acontecimientos posibilitando su condición narrativa.
Considerar “la vida como relato” no implica considerar un relato único,
preconcebido. El juego tensionante entre la memoria y el olvido produce ficciones
simultáneas –íntimas y colectivas, constituye un escenario que obedece a cierto número
de reglas formales. Esta relación coadyuva una concepción de lo extranjero, lo ajeno.
Traza una diferencia sustentada en las asimetrías comunes al diálogo.
Las reglas formales sobre las que se fragua la construcción narrativa de la
realidad son el campo de un juego permanente de convención y contravención. La
narratividad de la cultura respeta ciertos universales que determinan la arquitectura de
los relatos pero que habilitan un horizonte de ruptura y deformación. Todo código es
susceptible de transgresión y (re)configuración. Entonces existe una constante cultural