Psicoanálisis y religión
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ERICH FROMM<br />
vación, queda debilitado moralmente, lleno de odio<br />
y de asco hacia sí mismo, y por lo tanto inclinado<br />
a pecar de nuevo cuando ha terminado su orgía de<br />
autoflagelación. Esta reacción es menos ex^trema<br />
cuando su <strong>religión</strong> le ofrece una expiación ritual o<br />
las palabras de un sacerdote pueden absolverle de<br />
su culpa. Pero paga el alivio del dolor de la culpa<br />
con una dependencia a los que tienen el privilegio<br />
de dispensar la absolución.<br />
En las tendencias humanistas de la <strong>religión</strong>, hallamos<br />
una reacción al pecado enteramente diferente.<br />
Como no hay espíritu de odio ni de intolerancia,<br />
que como compensación de la sumisión<br />
está siempre presente en los sistemas autoritarios,<br />
la tendencia del hombre a violar las normas de vida<br />
se mira con comprensión y amor, no con desprecio<br />
y desdén. La reacción al sentimiento de culpa no es<br />
el odio hacia sí, sino un activo estímulo a ser mejor.<br />
Algunos místicos cristianos y judíos incluso han<br />
considerado el pecado un requisito necesario para<br />
alcanzar la virtud. Enseñan que sólo si pecamos y<br />
reaccionamos al pecado no con el miedo, sino con<br />
la preocupación por nuestra salvación, podemos<br />
ser totalmente humanos. En su pensamiento, que<br />
tiene como centro una afirmación de la fuerza del<br />
hombre, de su semejanza con Dios, de la experiencia<br />
de la alegría en lugar de la pena, el sentimiento<br />
de culpa significa reconocer la totalidad de las potencias<br />
propias y no una experiencia de la propia<br />
impotencia.<br />
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