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Proyecto Arqueológico Cerro Baúl
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distintos grados de uso, siendo el de mayor dimensión el trabajado como R 16, en los recintos A y B no existe
este estrato de derrumbe con piedras de muro, pero si se depositó un estrato delgado de tierra superficial,
posteriormente se sucede la erupción del Huaynaputina cubriendo el recinto ya abandonado y altamente
disturbado por buscadores de tesoros probablemente de la colonia, en el lado norte de la terraza caen nuevos
deslizamientos de tierra traídos por el agua y el viento y cubren el estrato de ceniza en una buena cantidad.
11. Resumen y Conclusiones
Las investigaciones en Cerro Baúl en la temporada 2001 revelaron una variedad de contextos que amplió nuestro
conocimiento de la presencia Wari en Moquegua. Las excavaciones en la unidad 7 y 9 demostraron la existencia de
grandes habitaciones residenciales de la élite y sus sirvientes en la cima de Cerro Baúl, con una característica
definitivamente doméstica. Estas estructuras, con sus recintos de 2.35 m. de ancho organizado en forma ortogonal
alrededor una plaza central, pavimentada en lajas de piedra con banquetas al lado de los muros interiores,
representa la intrusión directa de este estilo arquitectónico a la colonia en Moquegua. Es la primera evidencia de
función principalmente doméstico de la élite en la colonia Moqueguana, y tiene una relación directa con la
arquitectura de Wari mismo. En la unidad 10, la forma del templo en forma de “D”, representa un segundo ejemplo del
estilo arquitectónico en la colonia moqueguana, y el descubrimiento de un patrón de nichos mal preservados en los
muros, revelan que son una réplica del patrón de aquellos hallados intactos en los sectores de Vegachayoq Moqo u
Mongachayoq en Wari.
Las excavaciones en la unidad 12 revelaron otra forma arquitectónica con una función posiblemente de
almacenamiento, mientras las excavaciones en unidad 13 y 14 nos permitieron obtener unas muestras
radiocarbónicas para probar la hipótesis de una plataforma de uso público en la ciudadela Wari y obtener fechas para
la introducción de dicha forma.
También, obtuvimos evidencia para la ocupación Tiwanaku en las faldas del Cerro Baúl, posiblemente
contemporáneo con la última ocupación Wari. Las fechas radiocarbónicas de las unidades 15, 16, 19, 20, 22, y 23
nos permitirá probar esta hipótesis. Las excavaciones en las unidades 17 y 21 de filiación Wari de tipo doméstico
amplían nuestro entendimiento de la vida cotidiana Wari y las relaciones con sus vecinos Tiwanaku. De hecho, la
presencia de material lítico de obsidiana en los contextos Tiwanaku de Cerro Baúl, ausente de los contextos del
Intermedio Tardío y principalmente de fuentes asociadas con Wari, sugiere un intercambio entre los Wari y Tiwanaku
durante la época final del Horizonte Medio.
Además, las excavaciones en la unidad 15 complementan las del Owen en el sitio “la Cantera” de 1997 y los de Nash
en Cerro Mejia en 1999, al probar la naturaleza de las canchas tripartitas que aparecen en Cerro Baúl alrededor 900
d. C. Aunque el contexto no reveló mucho material cultural, los datos que podemos obtener de una fecha absoluta,
nos permitirá entender mucho en referencia a la cronología de interacción Wari-Tiwanaku en Moquegua.
Aunque hay mucho más por investigar todavía para avanzar en nuestra comprensión de las relaciones entre Wari y
Tiwanaku en su frontera moqueguana, tenemos evidencias algo consistentes de un intercambio entre ambos grupos
al final del periodo del Horizonte Medio (800-1000 d. C.). Las investigaciones en los años siguientes ayudarán a afinar
los datos obtenidos en la temporada del 2001, los que podrán refinar aún más la naturaleza exacta de esta
interacción.
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Patrick R. Williams Mario Ruales M.
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