familias transnacionales colombianas - Observatorio de Migraciones

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FAMILIAS TRANSNACIONALES COLOMBIANAS:
NIVEL DE ACULTURACIÓN Y VIDA FAMILIAR VISTAS DESDE LAS DOS ORILLAS.
explotación y de desregulación. La falta de una protección jurídica para los
trabajadores migrantes los obliga a trabajar en malas condiciones, a veces
peligrosas. Muchos Estados que han estructurado barreras contra el ingreso legal
de trabajadores migrantes parecen ahora tolerar la presencia de grandes cantidades
de estos en situación irregular, para trabajar en los sectores peor pagados y menos
atractivos para los trabajadores nativos, objeto de poco o ningún control que
garantice la seguridad y salud en el trabajo o condiciones de trabajo decente.
Estas garantías son más deficientes si cabe para el sector femenino,
que se concentra predominantemente en dos trabajos que escapan a todo control,
siendo precisamente la globalización “lo que permite comprender la génesis de
flujos de mujeres inmigrantes que se dirigen a las economías postindustriales para
emplearse en el servicio doméstico o en el trabajo sexual como estrategia de
supervivencia” (Parella, 2007, pág. 163).
Las actuales medidas políticas que juegan a dos barajas, intentando
restringir la inmigración ilegal, pero al mismo tiempo haciendo la vista gorda, han
tenido la consecuencia, como señala Falicov (2007), de separar a las familias aún
más, impidiéndoles la reunificación aquí o allá, y han conducido aumentar los
precios que se pagan para ser introducido en un país ilegalmente, contrayéndose
deudas que afectan negativamente los contactos a distancia y los planes de
reunificación.
7.4_ Evolución de las estrategias de reagrupación
Son escasos los estudios que abordan el tema de la reagrupación familiar.
Las estrategias de reagrupación han ido cambiando, a medida que ha ido
cambiando el panorama jurídico de la inmigración en los países de acogida,
haciéndose más restrictivo. Pero también han evolucionado como consecuencia de
la mayor permanencia de las mujeres en el servicio doméstico interno, las
dificultades en el acceso a la vivienda y la paulatina estigmatización de “los jóvenes
latinos” en la sociedad de acogida (Pedone, 2006).
Hace años emigraba el padre y al cabo de un tiempo se reunían con él en el
país de acogida su mujer y sus hijos. Actualmente lo más usual es que emigre la
madre o ella y su pareja, dejando los hijos al cuidado de otros familiares, y que
la reunificación, si se produce, pueda llegar a ocurrir meses o muchos años después.
- Una de las primeras estrategias fueron las reagrupaciones familiares
escalonadas, en las que llegaban los/as hijos/as de mayor edad para
agilizar los trámites de regularidad jurídica, y, en una etapa posterior, se
reunificaba a los/as hijos/as menores.
- Posteriormente, al incrementarse las dificultades en el sentido que antes
se ha comentado, algunas familias han afianzado los procesos de
transnacionalismo al decidir que sus hijos/as mayores continúen sus
estudios en origen y sólo reagrupar a los/as menores.
- E incluso ha habido familias que han ido más allá y han decidido que todos
sus hijos/as permanezcan en origen.
Estas últimas decisiones de “no reagrupación” producen ansiedad y
preocupación en las “abuelas madre” que piensan en la posibilidad de que, si no
regresan sus hijos y ellas mueren, sus nietos se queden sin una red afectiva de
familiares mayores que los cuiden, los eduquen y los orienten.
8_ CONSECUENCIAS DE LA TRANSNACIONALIDAD
La separación física de las personas en la familia transnacional tiene
cuantiosas consecuencias en la vida de sus miembros: en su estructura,
roles, sentimientos, formas y frecuencia de comunicación, identidad,
lealtades, responsabilidades, intercambios de apoyo y cuidado, etc. Las
relaciones entre los adultos del país de origen y de acogida dependerán de si los de
origen aprueban o no la partida de la madre o del padre, o de ambos. Esta
aprobación será más fácil si los emigrantes pertenecen a un país de emigración.
Parella (2007, pág. 182) advierte que “El impacto de las migraciones en el
ámbito familiar no es único y no admite visiones dicotómicas sobre si sus efectos
son positivos o negativos; no cabe pretender averiguar hasta qué punto favorecen
la desintegración familiar o juzgar su grado de eficacia de funcionamiento tomando
como referente a la familia ‘normal’ ”. Se revisan a continuación algunos de los
efectos más frecuentes.
El sentido de pertenencia podría estar afectado en niños,
adolescentes y adultos emigrantes por la pérdida de su lugar de arraigo, al
menos durante cierto tiempo. El sujeto se siente desorientado, no parece
ubicarse ni en su país de origen ni en su país de acogida: ha empezado a integrase
en este último, pero echa de menos cosas de aquel, y además, la realidad
encontrada no corresponde a lo mejor a sus expectativas. La desorientación crea
un conflicto entre el antes y el después, entre las experiencias pasadas y las
actuales, entre el país de origen y el de acogida. En síntesis, el proceso de
adaptación al país receptor produce sentimientos de desorientación, desubicación
e indecisión que impiden ver con claridad el futuro.
Cuando alguien abandona su país de origen, atraviesa por un proceso
de duelo similar al que se produce cuando muere una persona a la que
queremos. Expertos en el tema como Nette y Hayden (2007) mencionan “La curva
de ajuste de Lysgaard’s (1955) como una forma de describir las experiencias de
estas personas que se mueven desde la excitación y el optimismo hasta la
decepción y la depresión en el proceso de ajuste a su nueva vida”, o apelan a la
similitud con los estadios de duelo de Kubler-Ross (1969) - negación, aislamiento y
rabia, negociación, depresión y aceptación- para describir su ansiedad, estrés y
desorientación.
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