familias transnacionales colombianas - Observatorio de Migraciones
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FAMILIAS TRANSNACIONALES COLOMBIANAS:<br />
NIVEL DE ACULTURACIÓN Y VIDA FAMILIAR VISTAS DESDE LAS DOS ORILLAS.<br />
conjunto los factores predictores significativos son síntomas psicológicos,<br />
problemas <strong>de</strong> conducta, género y control según or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> prioridad.<br />
Es importante <strong>de</strong> cara al bienestar subjetivo que el inmigrante haya<br />
alcanzado una estabilidad, disponga <strong>de</strong> una red social <strong>de</strong> apoyo, e incluso que<br />
se haya producido la reagrupación familiar. Pero hasta que eso se produce<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la salud psicológica, se habla <strong>de</strong> que el inmigrante sufre<br />
una especie <strong>de</strong> proceso <strong>de</strong> duelo. En este sentido po<strong>de</strong>mos mencionar el mo<strong>de</strong>lo<br />
<strong>de</strong>nominado <strong>de</strong> los "siete duelos" (Espeso, 2007), los cuales se plasman en la<br />
pérdida <strong>de</strong> contacto con familiares y amigos, la pérdida <strong>de</strong> la lengua materna,<br />
pérdida <strong>de</strong> la cultura, pérdida <strong>de</strong> los paisajes, pérdida <strong>de</strong> la tierra, pérdida <strong>de</strong>l<br />
estatus social, pérdida <strong>de</strong> contacto con el grupo étnico <strong>de</strong> origen y la existencia <strong>de</strong><br />
graves riesgos físicos. Así, se diferencian alteraciones relacionadas con la migración<br />
infanto-juvenil, como regresiones en los procesos madurativos, pérdidas y<br />
sufrimiento, ansiedad, baja autoestima, conflicto y confusión, lo cual pue<strong>de</strong> revertir<br />
en dificulta<strong>de</strong>s escolares, dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> adaptación, y en la adolescencia, conflictos<br />
<strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad cultural, llegando a hablar en algunos casos, <strong>de</strong> la construcción <strong>de</strong> una<br />
i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> refugio, si el adolescente sufre rechazo por la sociedad <strong>de</strong> acogida,<br />
volcándose en su i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> origen <strong>de</strong> modo excluyente.<br />
Achotegui (2003) y Korenblum (2003) hablan <strong>de</strong> que los niño sufren un<br />
duelo migratorio mayor que el <strong>de</strong> sus padres, ya que pier<strong>de</strong>n la red social <strong>de</strong><br />
apoyo, familia extensa y amigos, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> que han <strong>de</strong> construir su<br />
personalidad en un nuevo contexto, don<strong>de</strong> les es más difícil hallar un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>ntificación, pues no olvi<strong>de</strong>mos que se encuentran entre la influencia <strong>de</strong> dos<br />
culturas.<br />
Otra situación que se aprecia relacionada con la salud mental <strong>de</strong>l<br />
inmigrante, es el “síndrome <strong>de</strong> Ulises”, el cual viene <strong>de</strong>finido por toda una<br />
serie <strong>de</strong> estresores, como son la soledad que vive el inmigrante al no po<strong>de</strong>r estar<br />
con su familia, el experimentar el fracaso, si no llega a conseguir el objetivo por el<br />
que vino, la propia lucha por la supervivencia, el miedo a ser expulsado, los<br />
posibles sucesos traumáticos que pudieron darse en el viaje <strong>de</strong> partida, entre<br />
otros. A lo que hemos <strong>de</strong> sumar <strong>de</strong>terminados factores <strong>de</strong> riesgo en este colectivo,<br />
como son: la falta <strong>de</strong> red <strong>de</strong> apoyo social, el aislamiento, la incertidumbre por qué<br />
será <strong>de</strong> ellos, la pobreza, el racismo o rechazo que puedan experimentar, el<br />
hacinamiento o las largas jornadas laborales que diariamente tienen que realizar.<br />
Todo ello genera síntomas <strong>de</strong>presivos, problemas <strong>de</strong> ansiedad, somatizaciones…<br />
3_ LA IDENTIDAD CULTURAL<br />
Entre los factores personales, muchos trabajos han <strong>de</strong>mostrado que la<br />
i<strong>de</strong>ntidad cultural <strong>de</strong> origen, pue<strong>de</strong> actuar como un factor <strong>de</strong> protección o<br />
resiliencia. La i<strong>de</strong>ntidad cultural se <strong>de</strong>fine como la interiorización <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong><br />
valores y creencias que la persona comparte con su cultura <strong>de</strong> origen o como<br />
importancia atribuida a su grupo étnico y a su herencia cultural <strong>de</strong> origen (Pope-<br />
Davis, Liu, Ledsma Jones y Nevitt, 2000). No obstante, Walker (Walker y cols.<br />
2008) consi<strong>de</strong>ra que la i<strong>de</strong>ntidad cultural pue<strong>de</strong> actuar en un doble sentido, bien<br />
como amortiguador <strong>de</strong> estrés o factor <strong>de</strong> resiliencia, bien como factor <strong>de</strong> riesgo,<br />
sobre todo cuando altos niveles <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad cultural coinci<strong>de</strong>n con la percepción<br />
<strong>de</strong> discriminación por parte <strong>de</strong> la población mayoritaria (Walker y cols. 2008).<br />
La i<strong>de</strong>ntidad étnica pue<strong>de</strong> actuar como mecanismo <strong>de</strong> apoyo a través <strong>de</strong>l<br />
cual las relaciones familiares influyen para que el adolescente domine la lengua<br />
materna con flui<strong>de</strong>z. El mo<strong>de</strong>lo incluye como variables antece<strong>de</strong>ntes la cohesión<br />
familiar y la comunicación y conflictos entre el padre y el hijo/adolescentes (Kim,<br />
2007). A pesar <strong>de</strong> que los resultados están hechos con <strong>familias</strong> coreanas en<br />
Estados Unidos, y son muy limitados en sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> generalización,<br />
confirman la relevancia <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad cultural como dimensión relevante en la<br />
adaptación familiar y social.<br />
La familia potencia la construcción social <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad. De tal<br />
manera que la referencia al sistema <strong>de</strong> valores está por fuera <strong>de</strong> los individuos,<br />
y se refleja a través <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> las herramientas culturales, como el lenguaje o el<br />
modo <strong>de</strong> vestir, que actúan como mediadoras entre la i<strong>de</strong>ntidad y los valores que<br />
propone la cultura <strong>de</strong> referencia y la i<strong>de</strong>ntidad y los valores que adquieren.<br />
La construcción <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad y <strong>de</strong> los valores como proceso<br />
psíquico, por el cual adquirimos la conciencia, no es necesariamente<br />
consciente. De allí que la construcción <strong>de</strong> nuevas i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s familiares y<br />
valoraciones requiere ser abordada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su puesta en común a través <strong>de</strong><br />
diferentes mecanismos que permitan expresarlas a través <strong>de</strong>l lenguaje.<br />
La i<strong>de</strong>ntidad y los valores familiares no son exclusivamente nuestras, sino<br />
que se construyen a partir <strong>de</strong> la cultura propia <strong>de</strong>l grupo social con el que<br />
interactuamos. Por ello, las diferentes manifestaciones <strong>de</strong> nuestra i<strong>de</strong>ntidad y<br />
valoraciones no son otra cosa que las manifestaciones agenciadas por la cultura<br />
y, si cambian las concepciones <strong>de</strong> familia en la cultura, cambian también en los<br />
individuos. De acuerdo con Vygotski (2000), la cultura crea formas <strong>de</strong> conducta<br />
particular y cambia el funcionamiento <strong>de</strong> la mente, si bien durante el <strong>de</strong>sarrollo<br />
histórico, el ser humano como ser social transforma sus conductas, sus premisas<br />
y funciones naturales, creando nuevas formas <strong>de</strong> conducta culturales.<br />
En este sentido, la diversidad <strong>de</strong> contextos alimenta y mantiene<br />
<strong>de</strong>terminados tipos <strong>de</strong> concepciones familiares que resultan relativamente<br />
estables. “El centro organizador <strong>de</strong> cada enunciado, <strong>de</strong> cada expresión no se<br />
encuentra a<strong>de</strong>ntro, sino afuera: en el medio social que ro<strong>de</strong>a al individuo”.<br />
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