familias transnacionales colombianas - Observatorio de Migraciones

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FAMILIAS TRANSNACIONALES COLOMBIANAS:
NIVEL DE ACULTURACIÓN Y VIDA FAMILIAR VISTAS DESDE LAS DOS ORILLAS.
De igual manera paralelamente a la escasa influencia de la iglesia, ha
prevalecido un precario dominio técnico del ambiente, lo cual ha contribuido
al estimulo de las creencias mágicas. Como resultado, religión y magia se
han manifestado como una sola y su poder ha tenido una amplia proyección
que ha abarcado la actividad económica, la agricultura y la ganadería; también se
ha vinculado con la defensa de la salud, bajo la forma de amuletos, exorcismos,
reliquias, etc. Pero lo más interesante es la invasión de esa estructura mágico –
religiosa en las relaciones de la comunidad, tales como: amor, sexo, fidelidad,
amistad y relaciones familiares que conforman la base de su seguridad personal y
social. Así pues, la religión no constituye una institución rectora de la vida familiar;
por eso en ésta área existen muy pocas vocaciones sacerdotales, y si surgen,
provienen de familias de otras partes, instaladas allí.
Respecto a las formas de matrimonio y su origen en éste complejo cultural,
encontramos el matrimonio civil y católico. El primero es minoritario y el
segundo, si bien predomina dentro de las formas religiosas propias de la
zona, ofrece el porcentaje más bajo del total de matrimonios dentro del país.
Los niveles socio- económicos del área son dos: Una reducida clase alta de
color blanco, y una amplia clase baja negra o india. La estructura familiar legal prima
en las clases altas, en las que los blancos se casan entre ellos, y es un indicador de
ubicación social importante. Las uniones de hecho son el resultado de vínculos
entre la clase alta y baja y en las clases populares existe tan sólo un diez por ciento
de matrimonios.
En síntesis, la característica básica de las familias de esta zona la
constituyen las formas de hecho, distribuidas en el sistema monogámico
propio de la unión libre, y el poligámico, expresado en el concubinato y en la
poligamia del soltero.
La inestabilidad de la unión libre tiene mucho que ver con la actividad
económica de los hogares, en especial de los jefes de familia, quienes deben
permanecer en constante movilidad para conseguir un mayor ingreso, dado el
precario desarrollo de los suelos. Si el marido no regresa con frecuencia, o la familia
no puede acompañarlo, este olvida sus obligaciones familiares y crea otras nuevas.
De ahí que el tipo de familia basada en la unión libre inestable, sea la meta real
forzosa de los estratos populares de éste complejo cultural. Se crea, en
consecuencia, un determinismo cultural de difícil evasión, que los mismos individuos
no rompen porque lo consideran como su destino.
Respecto a las formas poligámicas, encontramos la del soltero con sus
compañeras y también el concubinato, en la que el compañero común es casado.
Tanto la poligamia como la unión libre han contribuido al mestizaje, a la movilidad
social y a un reparto más equilibrado de los recursos económicos.
Dentro del grupo negroide de clase popular, es un valor de prestigio
varonil la unión en sus formas poligámicas; igualmente es motivo de orgullo
y honra el que la mujer sea madre cuando entra en su plenitud adulta. En la
clase alta la mujer debe sin embargo casarse para reproducirse en forma admisible.
En ésta comunidad un alto porcentaje de mujeres entra en la maternidad por
cualquier tipo de vínculo; también es cierto que un mínimo de mujeres profesan la
fe religiosa.
En este complejo aparece con claridad la imagen tradicional del varón, que
sólo puede expresarse través de la satisfacción sexual. El macho de esta cultura es
el que conquista físicamente el mayor número de mujeres. Las responsabilidades
del hombre terminan aquí mismo, pues el Costeño no siente la obligación de
preocuparse por su descendencia, sólo de engendrarla. El niño nace en una familia
compuesta por un padre transitorio y por una madre estable; desde pequeño se le da
gran importancia a sus genitales, es lo primero que se le enseña a distinguir y a valorar.
Es frecuente encontrar niñeras y madres que hacen dormir a sus bebés acariciándoles
sus genitales.
La actividad económica de la mujer negra en este complejo ha sido de
vital importancia. Tal capacidad productiva en la mujer, vigente aún en los
grupos poligámicos, hace que el hombre deposite en ella sus responsabilidades
económicas para con la familia. Todavía se observa una gran colaboración por
parte de las mujeres en el bienestar personal del compañero compartido, que llega
hasta su manutención. En otras palabras, la poligamia de las clases populares libera
al hombre del trabajo y de sus demás responsabilidades, hecho muy distinto al
observado en otros complejos culturales del país.
En síntesis lo más común es encontrar jóvenes de las clases
populares que al terminar su ciclo vital están rodeados de una mujer
legítima, sus “queridas”, y un número ilimitado de hijos legítimos e
ilegítimos, pero reconocidos por el padre. Se observan también mujeres de
clase social baja con gran cantidad de hijos de diferentes padres, unidas o no en
matrimonio con uno de ellos. Alguna veces la progenitora no puede mantener por
más tiempo dicha situación y regala sus hijos a familiares o amigos de posición
más holgada. Es frecuente oír en esta zona que un joven es hijo “de crianza” de
determinada familia. Superada la época de crisis generalmente los hijos vuelven
al lado de su madre. La única arma que las madres en esta difícil situación utilizan
es la magia, instrumento de poder con el cual la mujer se defiende del machismo
sexual de sus hombres, y del que extrae seguridad emocional. Encontramos “la
contra”, el talismán, los amuletos, etc., para seducir al marido y castigar a la
mujer intrusa en la relación.
Los hijos que antes eran una carga para la madre, empiezan a
trabajar para su sustento. Esta responsabilidad temprana explica el analfabetismo
y la ausencia escolar de este complejo cultural. Y si a esto se añade la posesión de
una vivienda propia, se refuerza la situación estable y dominante de la mujer. Este
complejo cultural valora en grado sumo la maternidad y al hijo ilegítimo, situación
bien diferente a la de otras zonas Colombianas. El aborto es rechazado. El hijo
representa seguridad y la madre lucha tenazmente por él desde que nace, y
asume toda su responsabilidad. De ahí que culturalmente son la madre y sus
parientes quienes lo mantienen, rara vez el padre. Igualmente, cuando la madre
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