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familias transnacionales colombianas - Observatorio de Migraciones

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FAMILIAS TRANSNACIONALES COLOMBIANAS:<br />

NIVEL DE ACULTURACIÓN Y VIDA FAMILIAR VISTAS DESDE LAS DOS ORILLAS.<br />

En esta línea (Schwartz y cols, 2007) comentado el trabajo <strong>de</strong> Rudmin<br />

(2003) resaltan que este proceso <strong>de</strong> aculturación que ya hemos consi<strong>de</strong>rado<br />

como bidimensional, pue<strong>de</strong> verse bloqueado por el rechazo mutuo, <strong>de</strong> modo<br />

que según sus estudios, los jóvenes y adolescentes latinos al asimilar los valores<br />

y costumbres americanas pue<strong>de</strong>n recibir las críticas y el rechazo <strong>de</strong> su propia<br />

familia. Al tiempo, en su intento <strong>de</strong> mantener su legado cultural <strong>de</strong> origen, pue<strong>de</strong>n<br />

sufrir el rechazo <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong> acogida. Estas situaciones son no sólo un<br />

obstáculo, sino que se convierten en el <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nantes un <strong>de</strong>sajuste<br />

psicológico que asume diferentes manifestaciones.<br />

Cabe otro posicionamiento más universal, el que asume una actitud<br />

reflexiva, crítica y selectiva con ambas culturas, y que nos llevaría a valorar los<br />

elementos culturales que respeten los <strong>de</strong>rechos humanos y que optimicen el<br />

<strong>de</strong>sarrollo humano global, sea cual sea su cultura origen; al mismo tiempo nos<br />

llevaría a conocer, tolerar y respetar otras muchas diferencias, permitiendo una<br />

globalización multicultural y <strong>de</strong> valores múltiples. Se trata <strong>de</strong> armonizar la<br />

integración con la diversidad tomando como criterio el valor <strong>de</strong> todo ser humano<br />

y el respeto a los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> todos.<br />

Barker (1996) resalta el carácter dinámico <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> aculturación<br />

en don<strong>de</strong> el inmigrante se encuentra tratando <strong>de</strong> armonizar la fuerzas que le<br />

llevan a mantener su propia i<strong>de</strong>ntidad y las que le empujan a integrarse; vincularse<br />

a sus orígenes fortalece su sentimiento <strong>de</strong> pertenencia y su i<strong>de</strong>ntidad, mientras<br />

que aproximarse a la nueva cultura facilita sus logros económicos, laborales,<br />

sociales así como la consecución <strong>de</strong> la ciudadanía <strong>de</strong> pleno <strong>de</strong>recho. El proceso<br />

requiere <strong>de</strong> una negociación probablemente continua entre ambos mo<strong>de</strong>los,<br />

aunque el camino no sea siempre sereno ni armonioso, sino que más bien como<br />

indica Araujo (1996) se pase por unas fases dulces y por otras <strong>de</strong> ira y rabia ante<br />

no pocas dificulta<strong>de</strong>s y fracasos. Podríamos añadir que no siempre se trata <strong>de</strong> un<br />

cambio lineal, sino que po<strong>de</strong>mos encontrar que las etapas se repiten cíclicamente,<br />

y también po<strong>de</strong>mos encontrar, no pocos casos en don<strong>de</strong> el retorno al país <strong>de</strong><br />

origen es la meta final.<br />

No obstante, hay quien interpreta aculturación en un sentido más<br />

limitado, como suce<strong>de</strong> con (Schwartz y cols, 2007) que la reducen a la<br />

utilización <strong>de</strong> la lengua y conductas manifiestas propias <strong>de</strong> una cultura <strong>de</strong><br />

llegada, siendo un constructo in<strong>de</strong>pendiente a la i<strong>de</strong>ntidad cultural, término que<br />

incluye valores creencias y costumbres explícitos y manifiestos en el ámbito<br />

público, por lo que se consi<strong>de</strong>ra posible que una persona asuma un alto nivel <strong>de</strong><br />

aculturación por ejemplo occi<strong>de</strong>ntal en el trabajo y en el ocio, a pesar <strong>de</strong> que su<br />

i<strong>de</strong>ntidad cultural sea claramente oriental.<br />

Cuando la aculturación se entien<strong>de</strong> sólo como asimilación <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong><br />

acogida la relación entre ajuste psicológico y aculturación suele se curvilínea,<br />

(Escobar y Vega, 2000) <strong>de</strong> modo que a altos niveles <strong>de</strong> aculturación correspon<strong>de</strong>n<br />

tanto altos niveles <strong>de</strong> estrés y problemas <strong>de</strong> salud mental como una buena<br />

adaptación psicológica.<br />

El biculturalismo supone el conocimiento <strong>de</strong>l sistema <strong>de</strong> creencias y<br />

valores <strong>de</strong> ambas culturas y la habilidad para <strong>de</strong>senvolverse en dos tipos<br />

escenarios, dominando el lenguaje y las habilida<strong>de</strong>s sociales que permitan la<br />

comunicación con ambas comunida<strong>de</strong>s y que generen actitu<strong>de</strong>s positivas entre<br />

ambas. Como indican La Framboise, Coleman y Gerton (1993), las minorías que<br />

nunca han vivido su herencia cultural y que <strong>de</strong>jan fuera su cultura pue<strong>de</strong>n ser<br />

excesivamente <strong>de</strong>pendientes <strong>de</strong> otros, y en el caso <strong>de</strong> los padres que educan sin<br />

tener en cuenta sus orígenes, las carencias pue<strong>de</strong>n influir las actitu<strong>de</strong>s que los<br />

hijos tienen hacia esa cultura <strong>de</strong> origen.<br />

Estos argumentos estratégicos justifican la conveniencia <strong>de</strong> mantener<br />

el propio legado cultural, que se aña<strong>de</strong>n a las razones emocionales que nos<br />

llevan a no per<strong>de</strong>r los vínculos con nuestra propia historia, con nuestros orígenes<br />

familiares o con nuestro legado cultural. Otra razón para mantener la cultura <strong>de</strong><br />

origen es la relacionada con la construcción <strong>de</strong> la propia i<strong>de</strong>ntidad, tarea en la que<br />

la familia <strong>de</strong> origen, como grupo <strong>de</strong> pertenencia sumergido en la propia cultura,<br />

<strong>de</strong>sempeña, como veremos en apartados posteriores, un papel crucial.<br />

Existen a<strong>de</strong>más razones para mantener la propia cultura y para cambiarla,<br />

porque aunque respetemos y propiciemos la diversidad cultural, y el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />

cada pueblo a elegir su propio <strong>de</strong>stino y a regular su propio proceso <strong>de</strong> cambio,<br />

no po<strong>de</strong>mos caer ni en posturas maniqueas ni en un relativismo cultural<br />

indiscriminado, y ello porque consi<strong>de</strong>ramos en primer lugar que no todas las<br />

culturas ofrecen una cosmovisión ni una organización igualmente respetuosa con<br />

los <strong>de</strong>rechos humanos, ni igualmente comprometida con el <strong>de</strong>sarrollo sostenible<br />

<strong>de</strong> todos y todas y en segundo lugar porque todas las culturas tienen elementos<br />

valiosos y censurables.<br />

No obstante, en este dilema entre las dos culturas, no cabe duda que la<br />

mayor fuerza la ejerce la cultura <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> llegada, en parte porque es la cultura<br />

mayoritaria, pero también porque la asimilación ofrece una bonanza económica,<br />

una seguridad y un bienestar que son los que ya ejercieron un efecto llamada en<br />

la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> emigrar. Pero es precisamente porque existe esta fuerza a asimilar<br />

lo nuevo, por lo que no hay que olvidar los valores inherentes al propio legado<br />

cultural.<br />

Como ejemplo representativo <strong>de</strong> los valores <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> origen<br />

po<strong>de</strong>mos citar el estudio llevado a cabo con mujeres embarazadas, mejicanas<br />

inmigrantes en USA (González Castro y Coe, 2007). Ellas, a pesar <strong>de</strong> su alto nivel<br />

<strong>de</strong> pobreza y su bajo nivel <strong>de</strong> aculturación parían hijos con mejor estado <strong>de</strong> salud<br />

que la población autóctona <strong>de</strong> estatus similar. Estos resultados, no esperados,<br />

que se interpretaron como “la paradoja mexicana”, no eran más que el reflejo <strong>de</strong><br />

los valores <strong>de</strong> la cultura <strong>de</strong> origen que censura fuertemente a las mujeres que<br />

consumen alcohol. Se trata pues <strong>de</strong> un valor inherente a la cultura <strong>de</strong> origen que<br />

valió la pena mantener.<br />

Des<strong>de</strong> la perspectiva familiar, y no sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva individual,<br />

el análisis <strong>de</strong>l biculturalismo nos lleva a tener en cuenta la sincronía <strong>de</strong> los<br />

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