familias transnacionales colombianas - Observatorio de Migraciones

_122
FAMILIAS TRANSNACIONALES COLOMBIANAS:
NIVEL DE ACULTURACIÓN Y VIDA FAMILIAR VISTAS DESDE LAS DOS ORILLAS.
Otro caso descrito es el de Nico, que al encontrarse desubicado,
dependiente en grado sumo, porque ni siquiera conoce la lengua del país de
acogida, se refugia en cierto modo en la comunicación con sus familiares del país
de origen. Pero no todos responden a sus expectativas. Por ejemplo, cuando habla
con su padre solo tocan temas triviales. Por otro lado, Nico trata de no hablar
demasiado de sus problemas a sus padres para evitarles preocupaciones. De
nuevo, la autora considera que esa es una forma de apoyarles y de cuidarles, pero
podría conseguirse el efecto justamente opuesto, ya que, aunque también sus
padres evitan transmitirle sus preocupaciones, ambos- él y ellos- notan en su tono
de voz que algo no va bien del todo, y eso causa preocupación y debilita la
confianza mutua.
8.5_ Consecuencias en el equilibrio emocional y en las
relaciones interpersonales
La psicoterapeuta Celia Falicov (2007) presta especial atención a las
consecuencias emocionales que puede entrañar la separación y la
adaptación a otros contextos en la familia transnacional. E insiste en que el
tratamiento requerido en el caso de que se produzcan problemas, tiene que ser
sistémico y debe tratar de mantener los lazos, ya que un tratamiento individual no
sería apropiado. Utilizando sus propias palabras, “los terapeutas de familia deben
prestar atención a los jugadores, sus contextos ecológicos e incluso desarrollar
colaboraciones transnacionales para ayudar a sus clientes. Esto último puede
asumir la forma de una terapia a larga distancia por teléfono o e-mail con los
familiares que no están viviendo en el país, o comunicaciones con profesionales
que viven en donde reside la familia del cliente inmigrante” (Falicov, 2007, pág.
158). Adoptando una perspectiva ecológica, revisa tres contextos ecológicos
cruciales para los inmigrantes: relacional, comunitario y cultural-sociopolítico.
Dentro del contexto relacional se interesa por conocer por un lado las
nuevas definiciones de la vida familiar; por otra parte las distintas formas de estrés
en las relaciones que empiezan en los estadios preparatorios de la migración, y
además el estrés de aculturación manifestado en relaciones generacionales y de
género después de la migración, refiriéndose a las siguientes situaciones:
a) Estrés causado por la competencia entre la madre biológica y la
madre sustituta. Falicov alude a las consecuencias derivadas de la
separación madre-hijo y del establecimiento de un sistema familiar
trigeneracional, en el que el niño o adolescente se encuentra conectado
a dos madres, su madre biológica y su cuidadora principal en el país de
origen. Cuando ambas están de acuerdo en colaborar, es posible que el
triángulo funcione bien, sin embargo, no será así si la madre biológica
siente que la otra compite por quitarle a su hijo.
b) Problemas en la separación y en la reunificación. Hay mujeres que
buscan tratamiento para los síntomas que desarrollan tras la separación,
pero que casi nunca hablan de estrés causado por la separación, y esas
mismas mujeres años más tarde buscan ayuda para enfrentarse a sus
hijos rebeldes tras la reunificación.
Hay madres que sólo saben afrontar la separación aislándose de sus
hijos. Falicov opina que debe apoyárselas en esa decisión de aislamiento,
pero también ayudarles a ir conectándose, manteniendo contacto con la
madre sustituta y a través de ella con el niño, y poco a poco
conectándola de formas indirectas con él.
Cuando los padres vuelven a reunirse con sus hijos al cabo de mucho
tiempo, la reunión puede ser más bien una reunión de extraños. Además,
es posible que la madre regrese con otra pareja e incluso con algún
nuevo hijo. Una intervención eficaz suele pasar por estimularles a
intercambiar recuerdos.
c) Problemas de pareja por diferencias culturales en los roles de
género. Pueden surgir problemas entre las parejas por las diferencias en
costumbres, valores, etc, entre la cultura de origen y la de acogida (por
ejemplo, más autonomía de la mujer en la cultura de acogida).
d) Estrés de aculturación generacional. También puede haber
diferencias entre la cultura de origen y la de acogida en cuestiones
relativas a la educación de los hijos, que podrían derivar en problemas
entre padres e hijos (por ejemplo, menor control sobre los hijos en la
cultura de acogida).
La adaptación al nuevo contexto comunitario conlleva una pérdida de
capital social, que deberá reconstruirse en un espacio real o virtual a lo largo del
tiempo. Para afrontar estas pérdidas sociales, que pueden suponer una fuente de
estrés, es muy importante para el inmigrante reconstruir sus redes étnicas
comunitarias. Hay organizaciones en los países de acogida que pueden ayudarle.
Algunos, para afrontar sus pérdidas sociales, contribuyen monetariamente o con sus
destrezas o talentos a proyectos de sus comunidades de origen.
Por último, debe mencionarse la necesaria adaptación a los nuevos
contextos políticos y culturales, que también supone un esfuerzo considerable
con sus posibles consecuencias emocionales. El inmigrante se encuentra en el país
de acogida con diferentes valores, creencias y sistemas de significado, basados en
etnicidad, religión, ocupación, ideología política, etc., no siempre fáciles de asimilar.
García Roca (2008) resalta que la persona que llega no pierde su nombre, ni
su historia y que la primera señal del mal funcionamiento de las políticas
migratorias es la reducción del inmigrante al anonimato, su identificación con
un simple recurso económico-laboral. Continúa diciendo que el ciudadano no
puede ser clandestino, sino que ha de tener voz, ha de ser visible. La visibilidad
empieza con la recuperación del hombre o la mujer y de su identidad. “Si
123_