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familias transnacionales colombianas - Observatorio de Migraciones

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FAMILIAS TRANSNACIONALES COLOMBIANAS:<br />

NIVEL DE ACULTURACIÓN Y VIDA FAMILIAR VISTAS DESDE LAS DOS ORILLAS.<br />

ha ido configurando un sistema <strong>de</strong> creencias, <strong>de</strong> valores, <strong>de</strong> tradiciones, <strong>de</strong><br />

actitu<strong>de</strong>s básicas ante la vida que ha ido compartiendo con su comunidad.<br />

El inmigrante al llegar, tiene poco equipaje material, pero trae consigo<br />

su bagaje cultural y su propia historia, trae también el recuerdo y la añoranza <strong>de</strong><br />

los vínculos afectivos, con su familia, con sus amigos…, con sus gentes. No<br />

obstante, este proceso paulatino, va a quedar en suspenso porque en pocos días,<br />

tras la reubicación en el país <strong>de</strong> llegada, él y la inmigrante, van a entrar en contacto<br />

con nuevas costumbres, con un nuevo modo <strong>de</strong> ser y estar en el mundo, mundo al<br />

que en mayor o menor medida tendrán que dar respuesta. Probablemente primero<br />

tendrán que conocer y familiarizarse con el espacio físico, y con la lengua, con las<br />

oficinas <strong>de</strong> inmigración y <strong>de</strong> ocupación, pero pronto entrarán en contacto con<br />

nuevos valores y costumbres y tratarán <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>rlos; más tar<strong>de</strong> tendrán que<br />

<strong>de</strong>cidir en qué medida van a hacer lo nuevo propio y en qué medida van a tener que<br />

renunciar a lo que, hasta ahora, habían vivido como lo único. La reubicación en el<br />

país <strong>de</strong> llegada supone también entrar en contacto con nuevas gentes, <strong>de</strong> modo<br />

que pronto tendrán que optar por aislarse o por tejer una nueva red social <strong>de</strong><br />

ocio, <strong>de</strong> trabajo, <strong>de</strong> aprendizaje, <strong>de</strong> comunicación y <strong>de</strong> apoyo.<br />

2.2_ La aculturación como proceso bidimensional<br />

El análisis <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> asimilación cultural, cobra una importancia<br />

especial en el estudio <strong>de</strong> la emigración, siendo el término aculturación el que<br />

se utiliza con más frecuencia para referirse al cambio que genera en las personas<br />

inmigrantes el contacto con la cultura <strong>de</strong> acogida. Este proceso va a<br />

<strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar, no sólo cambios externos, sino también internos. A veces se<br />

cambian sólo las conductas en su faceta más visible, como las comidas, o se<br />

cambian sólo en los escenarios públicos, se utiliza el nuevo idioma para hacer<br />

más cercana la comunicación en la calle o en el trabajo. Pero pue<strong>de</strong>n cambiar<br />

también los hábitos en la vida privada, y a veces hasta se cambia el estilo <strong>de</strong><br />

comunicación y el modo <strong>de</strong> pensar y <strong>de</strong> sentir. En ocasiones la asimilación pue<strong>de</strong><br />

llegar incluso a hacer experimentar una nueva i<strong>de</strong>ntidad, o por el contrario<br />

otras veces el proceso se bloquea y ante la extrañeza y el rechazo <strong>de</strong> lo nuevo las<br />

mujeres y hombres inmigrantes pue<strong>de</strong>n llegar a vivir aislados en sus viviendas, o<br />

refugiarse en guetos <strong>de</strong> compatriotas o <strong>de</strong> inmigrantes, levantando mundos<br />

paralelos, y hasta pue<strong>de</strong>n llegar a construir mundos enfrentados a la cultura y las<br />

gentes <strong>de</strong>l país al que llegaron.<br />

Los estudios sobre el proceso <strong>de</strong> aculturación en la población<br />

inmigrante han ido analizando y seleccionado las dimensiones culturales<br />

más relevantes para enten<strong>de</strong>r lo que reconocemos como proceso <strong>de</strong><br />

aculturación, y entre estas dimensiones el idioma aparece como una <strong>de</strong> los más<br />

relevantes rasgos distintivos. La lengua es un instrumento <strong>de</strong> pensamiento y es<br />

también un medio para acce<strong>de</strong>r a la cultura y para permitir la comunicación entre<br />

las gentes; <strong>de</strong> ahí que sea relevante conocer en qué medida los y las inmigrantes<br />

utilizan la lengua <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> acogida, y si la utilizan en el ámbito público o también<br />

en el privado. También es significativo conocer el idioma habitualmente utilizado<br />

para acce<strong>de</strong>r a los medios <strong>de</strong> comunicación y a la lectura y si lo utilizan en el<br />

diálogo interno y en sus reflexiones más intimas (Schwartz, Zamboanga y<br />

Hernán<strong>de</strong>z, 2007).<br />

En el caso <strong>de</strong> la emigración entre países <strong>de</strong> habla hispana, es obvio<br />

que la lengua compartida facilita la comunicación, <strong>de</strong> hecho es la lengua<br />

común lo que ha animado a venir a España a muchos inmigrantes colombianos.<br />

No obstante, hay que matizar la existencia <strong>de</strong> diferencias <strong>de</strong> vocabulario y <strong>de</strong><br />

sintaxis, que pue<strong>de</strong>n generar algunas dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> comprensión, si bien son<br />

sobre todo los elementos paralingüísticos, -la fonética y la entonación- y el<br />

estilo <strong>de</strong> comunicación, los que confieren a cada grupo peculiarida<strong>de</strong>s que<br />

nos permiten reconocer que nuestros orígenes son diferentes.<br />

Entre los elementos culturales figuran también los hábitos <strong>de</strong> la vida<br />

cotidiana -las comidas, la ropa, los perfumes, la <strong>de</strong>coración <strong>de</strong>l hogar, la música-, y<br />

el modo <strong>de</strong> comportarse en los diferentes escenarios sociales -en la calle, en el<br />

trabajo, en un comercio, en una fiesta-. Otros elementos culturales más<br />

excepcionales, como las tradiciones y rituales, las diversiones <strong>de</strong> fin <strong>de</strong> semana,<br />

los encuentros entre amigos, la celebración <strong>de</strong> la Navidad o <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> la madre<br />

son rasgos distintivos que van asociados a cada cultura.<br />

En realidad muchas <strong>de</strong> estas manifestaciones externas, son el reflejo <strong>de</strong><br />

un sistema <strong>de</strong> valores y creencias religiosas actuales, <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ologías actuales o<br />

simplemente <strong>de</strong> tradiciones distintas que arrancan <strong>de</strong> la historia colectiva y que,<br />

en última instancia, configuran actitu<strong>de</strong>s vitales básicas, como la percepción <strong>de</strong><br />

discriminación, el estatus <strong>de</strong> género, la socialización, la afiliación social o la<br />

propia i<strong>de</strong>ntidad cultural, (Zane, 1998; Marin, G., 1993), la i<strong>de</strong>ntidad étnica (Cuellar,<br />

Nieberg, Maldonado y Roberts, 1996), o la red <strong>de</strong> relaciones sociales, incluidas<br />

las relaciones sociales étnicas (López-Báez, 1997)<br />

Este proceso <strong>de</strong> aculturación se entendió en principio como un<br />

proceso unidimensional (Gordon, M.M. 1964), bipolar en el que la asimilación <strong>de</strong><br />

la nueva cultura se asociaba a la pérdida <strong>de</strong> la cultura propia, <strong>de</strong> modo que cada<br />

persona inmigrante podía ubicarse sólo en un punto <strong>de</strong> un continuo en cuyas<br />

extremos se hallaban la cultura <strong>de</strong> origen y la cultura <strong>de</strong> acogida. Siguiendo a<br />

Castellá (2003) la biculturalidad se produce cuando, situada en mitad <strong>de</strong>l<br />

continuo, la persona ha interiorizado las dos culturas <strong>de</strong> modo similar. En<br />

realidad el mo<strong>de</strong>lo parte <strong>de</strong> una exclusión mutua ente las dos culturas.<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>, al menos implícitamente, que siendo el<br />

camino <strong>de</strong>seable el <strong>de</strong> la integración social, ésta sólo pue<strong>de</strong> lograrse a costa <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>jar atrás la cultura <strong>de</strong> origen. En el mo<strong>de</strong>lo subyace también el convencimiento<br />

<strong>de</strong> que la cultura <strong>de</strong> acogida no es susceptible <strong>de</strong> cambio, como el que se<br />

produce al incorporar los elementos culturales <strong>de</strong> la población inmigrante, lo que<br />

a su vez implica un supuesto <strong>de</strong> valor asociado a la cultura mayoritaria. No queda<br />

ningún resquicio, como diría E. Fromm (1994), para ninguna patología <strong>de</strong> la<br />

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