familias transnacionales colombianas - Observatorio de Migraciones

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FAMILIAS TRANSNACIONALES COLOMBIANAS:
NIVEL DE ACULTURACIÓN Y VIDA FAMILIAR VISTAS DESDE LAS DOS ORILLAS.
que la tradición tiende a obligarla a ser abnegada, sacrificada, y a aceptar por tanto
la situación aún en condiciones adversas, lo cual exalta sus méritos. Pero a la
censura se unen las dificultades, muy reales por cierto, de obtener un trabajo
medianamente remunerado, de encontrar una persona que cuide sus niños
temporalmente, de buscar una compañía masculina, así sea para compartir
inocentes actividades o simplemente para conversar; más aún si se trata de una
relación afectiva, que casi siempre es tomada a mal por la familia, por los amigos,
por los vecinos. En estos casos se pone de manifiesto de manera protuberante la
diferente actitud que tiene la sociedad ante las mismas actuaciones, cuando éstas
corresponden a un hombre o a una mujer .La tolerancia, la comprensión, el perdón
y hasta el olvido son obtenidos por el hombre, cuando lo contrario ocurre con la
mujer ante la comisión de idénticos hechos.
Todo esto ayuda a que la mujer se apoye en la tradición y eluda las
dificultades que implica separarse; dificultades muy reales por cierto y que están
presentes desde el instante mismo de la separación. La primera de ellas suele ser
la económica. Nada tienen ella y sus hijos. El hombre que teóricamente debería
hacerse cargo de estas necesidades tiene muchas formas para esquivar el
afrontamiento de esa obligación, aún en aquellos casos en que el ingreso es fijo y
está representado por un salario o un sueldo. Puede verse cómo la complicidad
entre el patrono y el obrero determina en ocasiones que el primero cambie las cifras
de un contrato o de una nómina para que el descuento legal, si llega a hacerse
obligatorio, pueda ser evadido. Mucho mayor es la facilidad y la frecuencia con que
se llega al incumplimiento cuando no existe ninguna constancia para certificar el
ingreso del trabajador y este puede negarlo o alterar su cuantía. La mujer no puede
hacer nada la mayoría de las veces. En otras palabras, no sabe cuáles son sus
derechos, porque este es otro de los propósitos que cumple el intento de
mantenerla en la ignorancia total.
Respecto a las relaciones intergénero-intergeneracionales. Las relaciones
intergénero se vienen modificando por el ascenso de la mujer a posiciones
políticas y económicas que antes le eran vedadas, sin que se le releve del rol
doméstico, lo cual ha significado para ella recargo de tareas. El conflicto entre
géneros en la familia se agudiza, ya que el hombre se ha visto relegado del papel de
proveedor único y por lo tanto del autoritarismo y poder que éste le confería.
Existen discriminaciones salariales y ocupacionales por sexo; la mujer
trabajadora está ubicada en las ramas, subsectores y ocupaciones más atrasadas
y peor remuneradas. En el hogar realiza sola los trabajos y tiene que trabajar igual
fuera de él.
La crisis de la relación de pareja resulta del complejo proceso de
recomposición de roles entre hombres y mujeres en el marco de un fuerte
cambio ideológico y de una dinámica de participación de las mujeres en distintos
espacios de la vida social. Esta crisis impone la reorganización de los roles
tradicionales y de la organización doméstica y familiar en su conjunto. En el país, la
pareja y la familia viven una etapa de transición en este aspecto, con procesos
muchas veces traumáticos.
Con respecto a la relación entre los miembros de la familia, el problema más
complejo es la violencia intrafamiliar y la tendencia al desencuentro entre géneros y
generaciones, especialmente en el sector urbano. Dos terceras partes de los
cónyuges admiten haber protagonizado episodios violentos y una quinta parte
haber sido agredida físicamente por su compañero.
Sólo una pequeña proporción toma medidas para afrontar el conflicto y
defender sus derechos. Los menores soportan también esta situación de violencia,
el 35% de los niños es objeto de maltratos por parte de sus padres y familiares.
La familia presenta características y conflictos derivados no sólo de
su estructura interna, la que se relaciona con la vida de la pareja y de los hijos,
sino del contexto sociocultural en que se mueve, el cual es cambiante,
dinámico y difícil de evaluar, especialmente en sociedades como la colombiana que
es el resultado muy complejo de la fusión extraña de las culturas originadas en
continentes disímiles: La indígena, la Española y la africana. Esto lo encontramos
planteado en un estudio ampliamente mencionado de Virginia Gutiérrez de Pineda
(1983), sobre La Estructura y Tipología de la familia en Colombia, en el que analiza
dicho contexto desde la Colonia hasta la década de los años sesenta del siglo XX.
Sin embargo la misma autora recientemente en su libro publicado
”MEMORIAS 1983” considera que aunque las culturas investigadas por ella
subsisten en sus rasgos generales, se presenta un desdibujamiento de los
mismos, como resultado de cambios profundos en la estructura social del
país acaecidos en las últimas décadas.
Esos cambios que se vienen dando se deben a condiciones socioculturales
en relación con la creciente urbanización del país, el fortalecimiento relativo de la clase
media en las áreas de mayor desarrollo urbano, el incremento en el acceso de la mujer
a la formación profesional y al mercado de trabajo compitiendo con el hombre, y el
avance de los medios de comunicación de masas, especialmente la televisión, el cine
y la radio. Por otra parte, aunque no existe una investigación profunda al respecto, a
partir de los años 60 se observa que nuevas formas de comportamiento más laxas,
se presentan especialmente en familias de clase media y alta.
Aparece cada vez con mayor fuerza en los últimos diez años, una
fuerza e impacto en nuestra sociedad, una clase “emergente”, apoyada
exclusivamente en sus elevados y sorprendentes ingresos, sin ningún desarrollo
humano y cultural; “nuevos ricos”, que transforman muchos de los patrones de
conducta económica y social.
Esta modernización que no ha estado acompañada de valores
positivos desde un punto de vista social y ético, ha generado lo siguiente: a)
Ha destruido la legitimidad de los valores y de la autoridad tradicional, b) El respeto
al otro se torna inadecuado para lograr un nuevo tipo de expectativas individuales
en un mundo pugnaz y crecientemente competitivo, c) El estudio escolarizado no
garantiza ya una movilidad social, pues ahora se tienen como metas el
enriquecimiento rápido, la acumulación de dinero y de bienes como valor supremo
de la existencia humana, el éxito como ostentación individualista, d) La valoración
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