familias transnacionales colombianas - Observatorio de Migraciones

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FAMILIAS TRANSNACIONALES COLOMBIANAS:
NIVEL DE ACULTURACIÓN Y VIDA FAMILIAR VISTAS DESDE LAS DOS ORILLAS.
para designar a las personas que proceden de países y situaciones de mayor
bonanza económica, como es el caso de los grupos de suecos o alemanes
afincados en las localidades costeras de la provincia de Alicante.
Recientemente se ha incorporado el término migración, a pesar de que su
utilización quedaba anteriormente limitada al ámbito de la zoología y que se
introduce en el DRAE en 1992, siendo su significado “mudar de casa o
expatriarse”. Y también el término transmigración, de uso más antiguo que
emigración, según el Diccionario de Autoridades citado en el trabajo de D´Ors, y
cuyo significado es “mudanza de habitación de un país a otro, hecha por una
familia o por una nación entera”. Consideramos que en ambos casos su utilización
parece justificada porque pretenden dar una visión más trasnacional, más
simétrica, dado que emigración e inmigración nos posicionan respectivamente en
el lugar de partida o en el lugar de destino.
Respecto al término inmigración, es el más recientemente incorporado
en el lenguaje hispano, y si bien parece lógico porque la inmigración en España
es de origen más reciente, no lo es en Hispanoamérica, continente de acogida
desde hace siglos. La razón explicativa que da D´Ors es que se trata de un término
con valoración, que establece al menos implícitamente una relación asimétrica
respecto a la población original, que se percibe superior, relación que no existía
respecto a los emigrantes en Hispanoamérica, “quizá nuestros hermanos en
América se situaron en una óptica más solidaria”. Si bien no fue frecuente el uso
del término inmigración, no quiere decir que no se usaran otros términos
despectivos, y en este sentido sería interesante conocer los significados y las
connotaciones asociadas al término colonizador por ejemplo; término que también
deja ver la asimetría, aunque en este caso quienes llegan van a ser quienes
dominen tanto cultural como económicamente.
1.2_Aportaciones teóricas
El gran avance tecnológico es una de las características de nuestro tiempo,
y una de las fuerzas que ha dividido a los habitantes de nuestro planeta en dos
mundos: el cono norte y el cono sur, denominaciones poco precisas, pero muy
generalizadas que actúan como metáfora que nos permite ser conscientes de que
algunos países han logrado un progreso económico y gozan de un estado de
bienestar, - en muchos casos unido a una estructura democrática -, mientras que
otros muchos están lejos o muy lejos de ese progreso, pues sus habitantes no
alcanzan la media global en renta per cápita, ni tampoco en condiciones laborales,
ni en educación, ni en esperanza de vida, ni en logro de los derechos humanos más
fundamentales, ni en oportunidades de desarrollo personal.
Dentro del progreso tecnológico hay que destacar el avance específico
alcanzado en tecnología de la información, que nos permite hoy observar desde
cualquier lugar del mundo, cómo vive el resto del plantea, si bien, sobre todo nos
permite observar cómo disfrutan sus gentes de los bienes materiales acumulados.
En consecuencia, en este devenir de observaciones mutuas los actores solemos
ser los países del cono norte y los observadores los del cono sur, quienes a
través de las imágenes de sus televisores activan su deseo de salir de la pobreza
o simplemente de lograr un mejor nivel de vida, y ponen en marcha el proceso
migratorio. Mientras tanto, en los países de la abundancia –los del norte- el
interés por el sur es más bien escaso, a veces sólo testimonial, como cuando
la información de una catástrofe nos impulsa a paliar la desgracia, mientras en el
día a día tendemos a mirar hacia otro lado y son escasos e insuficientes los
movimientos que aúnan la sensibilidad social a la economía y al desarrollo de
programas capaces de generar cambios significativos que logren una distribución
de los recursos más justa.
Por su parte, los avances tecnológicos y el abaratamiento en los medios
de transporte han facilitando la rapidez de los movimientos migratorios,
cambiando en pocas décadas el perfil social de los países del centro de
Europa y aunque más tarde, cambiando también el perfil de nuestro país y
dejando que vaya apareciendo la pluralidad cultural a partir de la ya claramente
visible pluralidad en el vestir, en el comer, en el danzar, en el hablar y en otros
muchos rasgos folklóricos y étnicos.
La movilidad social es una de las características de nuestra época, a la
vez causa y consecuencia de un planeta globalizado en el que existe como indica
Ravenstein (1989), el doble fenómeno de empuje y de llamada que es una de las
causas de la migración; doble fenómeno en el que se combinan factores
económicos, laborales, históricos, políticos, lingüísticos y un amplio etcétera en
el que el doble efecto no siempre conlleva un equilibrio, sino que en muchas
ocasiones, como en la actualidad, se mantiene la fuerza de empuje junto con las
barreras a la inmigración. Basta con recordar como ejemplo más reciente cómo
primero Europa y luego España empezaron aceptando la inmigración ilegal para
conseguir mano de obra barata, para lamentarse luego de las avalanchas de
inmigrantes, y continuar con las políticas de regulación de la emigración en la
Comunidad Europea, políticas siempre insuficientes, siempre asimétricas que se
materializan en un continuo desencuentro en el que la conveniencia de unos corroe
la justicia para todos.
En cuanto a España, algunos de los estudios realizados sobre los
movimientos migratorios ponen de manifiesto que la motivación económica,
principal razón para migrar a nuestro país, forma parte de un conjunto más
amplio de motivaciones. Por otra parte, el hecho de emigrar a un determinado
país depende también de una serie de factores como la distancia y el coste del
transporte, el idioma, la información que se posea sobre el país y los contactos
que se tengan. Hechas estas consideraciones se demuestra que no emigran los
más pobres, sino quienes cuentan con la información y la capacidad
suficientes para hacerlo (Blat, 2005), por eso, distintas investigaciones sobre el
nivel de estudios de los inmigrantes, como las del Centro de Acogida a
Refugiados, desmienten el tópico de su baja formación (CEAR, 2000).
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