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Descargar - Viento Sur

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empujándole al arriesgado viaje hacia el oeste, con pleno conocimiento de causa» /1.El político mata al utopistaLa coherencia original del individuo histórico no es más que un momento en unahistoria que se apodera de él y de la que es instrumento, antes de que la misma historiale destruya.Hizo falta que el marino aventurero, sabio e iluminado, se hiciese almirante paraabrir a España las puertas de un imperio; hizo falta que el soñador del reino milenarioquedase prendido de las tierras paradisíacas de ríos de oro para que se instaurase unacolonización infernal.Pero el virrey y gobernador conoció pronto el más penoso despertar. El descubridorutópico no tenía talla de político. Nunca fue un conquistador. Su inteligencia fue másla de un hombre de negocios que la de un diplomático. Ciertamente, no está nadaclaro qué hubiera podido hacer incluso el propio Maquiavelo en medio del atolladerode una colonia de bribones que rechazaban su rigurosa autoridad de extranjero, entrela miseria, las enfermedades, el hambre y la desilusión, por un lado, y el sentimientode poder y de libertad, lejos de cualquier obligación social, por otro.Empleando, a contratiempo, concesiones -incluso las más humillantes- y violencia;dejándose arrastrar por los ayudantes más opuestos a su mismo sistema, no asistimosal conflicto de las contradicciones del hombre Colón, sino al conflicto de lo real conla utopía. Los agentes económicos, políticos, sociales, de la expansión europea handestruido al hombre que creía en una utopía, por otra parte regresiva, porque estababasada, no en la acción humana, sino en la revelación de lo oculto.Así, Colón aparece como uno de esos individuos cuya época determina hasta elpunto de hacerlos capaces de resolver grandes problemas, pero que, precisamenteporque sus características, calidades y defectos también pertenecen demasiado a sutiempo, son barridos inevitablemente una vez cumplida su tarea. Por eso mismo,hacer de un personaje así el chivo expiatorio de acontecimientos de los que fue instrumentoiniciador es muestra de una mentalidad arcaica.Critique Communiste n° 120-121/ Julio de 1992/ París.Traducción: Alberto Nadal1/ Bloch, Ernst: Le Principe Esperance, tomo 2, París, Gallimard, pág. 393.VIENTO SUR Número 5/Oclubre 1992 101

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