testación crítica (ideológica y ética) y práctica que ha posibilitado la creación deespacios extrainstitucionales de acción pública donde las organizaciones revolucionariashan multiplicado su capacidad de iniciativa política, de movilización y de establecerlazos con amplios sectores sociales. Mirando más allá, quienes defendemos lanecesidad de alternativas y cambios revolucionarios frente al actual sistema debemosde hacer un cuidadoso seguimiento de la evolución de los movimientos y de las organizacionespopulares autónomas y reivindicativas porque representan los embrionesde una sociedad civil con voz propia y de una nueva mayoría social sin cuya constituciónes inviable cualquier proyecto transformador.Un primer indicadorEl triunfo de la izquierda en las elecciones municipales de 1979 y la alianza PSOE-PCE condujo al desinterés por el que, hasta ese momento, había sido el principalmovimiento social urbano no sindical. El trabajo institucional sustituyó al popular ymuy pronto entró en competencia abierta con él. Buena parte de los cuadros vecinalespasaron a ocuparse de la administración local y luego de la de las comunidades.En el año 1983, el PSOE volvió a interesarse de nuevo por las asociaciones paraconvertirlas en voceros de su trabajo institucional en la sociedad. Actualmente esmayoritario en la Confederación de Asociaciones de Vecinos de España (CAVE) yha reducido el papel de las asociaciones de vecinos al de meros consultores, sin participaciónreal, mediante la aplicación de la Ley de Régimen Local y los decretosmunicipales reguladores del papel de las mismas.Por otro lado, abandonada toda política socialista sobre el suelo y sobre la viviendapública, ha potenciado que las asociaciones, junto a los sindicatos, entren directamenteen el mercado inmobiliario mediante la creación y gestión de cooperativas,desproveyendo a las mismas de toda función reivindicativa o limitándola a aspectosno conflictivos con el poder (drogas, seguridad ciudadana,...). Además, dada su penuriareal afiliativa, las ha hecho dependientes de las subvenciones de las distintasadministraciones para poder sobrevivir.Entre las instituciones y la autonomíaEl PSOE antes de 1982 no estaba interesado por el movimiento feminista, ni en sutrabajo como partido, ni en la orientación de su política. Sólo cedió ante las presionesdel movimiento en algunos aspectos del Estatuto de los Trabajadores o de la Constitución.Tras la formación de su Gobierno y durante diez años ha intentado desarrollarun feminismo institucional (apoyado por los medios de comunicación) y, por la víade las subvenciones, primar un tipo de asociacionismo no conflictivo, marginando alfeminismo reivindicativo.La creación del Instituto de la Mujer (con escaso poder ejecutivo y centrado en laelaboración de estudios y el impulso de nuevas asociaciones de mujeres), la aplicaciónobligada de las directrices y acuerdos comunitarios que se plasman en el Plan deIgualdad y Acción Positiva y cierta atención presupuestaria desde los ayuntamientos56 VIENTO SUR Número 5/Octubre 1992
y las comunidades reflejan el reconocimiento implícito de la entidad que ha alcanzadoel propio movimiento feminista, al que se intenta absorber o neutralizar. La mismapolítica asociativa, que tiene aspectos positivos porque extiende la organización primariade las mujeres, está encaminada a desdibujar los perfiles del movimiento socialy a evitar que se amplíe el choque con su política económica y social. En definitiva,trata de crear, por un lado, un feminismo de élite y, por otro, su versión popular, unvago feminismo elemental y controlado.Dos son los aspectos que han permitido al movimiento feminista contrarrestar laorientación socialista. Por un lado, lo pacato de la política gubernamental sobre elaborto, que se ciñe a la mera despenalización. Por otro, la afirmación práctica de laexistencia autónoma del movimiento frente a la política discriminatoria, mediantecampañas propias y el desarrollo de la reflexión feminista.Los límites de la política gubernamental han sido evidentes: red de servicios socialesinfradesarrollada (tanto en la asistencia sanitaria al aborto, como en las casas deacogida o en las campañas de alfabetización o culturales); escaso desarrollo legislativoa partir de 1986 (violencia sexual, malos tratos o reforma del código penal sobre elaborto); extensión del trabajo precario o a tiempo parcial entre la mano de obra femenina;y la presentación como logro de la sociedad de lo que simplemente es vistocomo un arreglo a un problema interno del PSOE, como ocurre con las "cuotas demujeres".La brecha desarrollistaEl movimiento ecologista, que por su propia naturaleza se desarrolla tanto en lasgrandes ciudades como en zonas rurales, sufrió un primer golpe y desconcierto en1982, que se tradujo en la entrada de buena parte de sus cuadros en la administraciónsocialista, y posteriormente con la ambigua postura del PSOE frente a la energíanuclear, tras la adopción de la moratoria. Los socialistas fracasan en su intento decrear grupos afines (Fundación Atis, Fepma...), pero no en la orientación de atraersea buena parte del sector "conservacionista" que critica ciertas medidas, pero adopta alPSOE como referente político (ADENEX, ATAN,ASCAN,SEO o FAPAS). El Gobiernoha llegado a establecer un trato de favor con la derecha, ADENA, a la queconvirtió en 1987 en un interlocutor privilegiado tanto desde la Administración centralcomo desde las autonómicas, especialmente en los patrocinios y cursos. Inclusocolaboró con el embrionario Greenpeace hasta el año 83 en el tema de los vertidosnucleares marítimos.El boom desarrollista de 1985 abre una fosa con el ecologismo político radical,pero también con organizaciones, como la CODA o Greenpeace, que hasta ese momentono habían sido beligerantes. El discurso modernizador, la política deinfraestructuras e industrial agresivas al medio ambiente y el nulo respeto a los espaciosnaturales se concretan en los Riaño, Anchuras y Cabañeros, sacan del consensoa una buena parte del movimiento que comienza una recuperación autónoma.El ala radical, representada por organizaciones como AEDENAT, se reforzó y ampliósu campo de alianzas con sectores conservacionistas en temas sociopolíticos de granenvergadura como la contaminación urbana, los transportes, la cuestión energética,VIENTO SUR Número 5/Octubre 1992 57
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