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Descargar - Viento Sur

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La unidad sindical, aún incompleta, no ha dado nuevos pasos. Sin embargo, elcomité nacional prosigue su actividad: «De lo que se trata es de ser capaces de actuaren común y de representar un frente en las discusiones con el Gobierno» pues «mientraslas empresas sean públicas, es necesaria una central sindical para negociar con elGobierno», explica Ewa Spychalska, presidente del OPZZ /8.Solidaridad divididaRespecto al frente intersindical que se ha dibujado así, Solidaridad ha perdido sulugar de sindicato de referencia. Para los trabajadores, aparece cada vez más claramente-como afirma un dirigente de Red de las grandes empresas de Solidaridadque«ante los intereses superiores de los trabajadores, las divergencias históricas ylos intereses de aparato deben ceder». La Red, que reagrupa a las comisiones deSolidaridad de 260 empresas del país, tras haber intentado convencer a la direccióndel sindicato de que pasara a la acción, decidió finalmente llamar a una huelga deadvertencia de dos horas a escala nacional, el 10 de septiembre de 1992, y constituirun comité de huelga nacional, cuya sede está en la acerería de Varsovia, Huta Warszawa.Ese comité exige del Gobierno la supresión del sistema de bloqueo de los salarios y deldividendo así como un proyecto de desendeudamiento de las empresas públicas y la garantíade que los trabajadores puedan tomar parte en su reestructuración.El llamamiento a la huelga ha sido seguido en 60 empresas del país, y, en muchasotras, las comisiones sindicales han demostrado su apoyo de forma simbólica. En elastillero de Gdansk, cuna de Solidaridad, 5000 obreros de un total de 7000 hantomado parte en la huelga. Román Galezowski, dirigente de Solidaridad del astillerode Gdansk y uno de los dirigentes de la Red que pasa, en el seno de ese reagrupamiento,por estar próximo al presidente Walesa, explicaba la actitud de su fracción: «Si organizoun referéndum en el astillero y 1.650 personas exigen acciones radicales y pararla entrega de cotizaciones a la dirección nacional que no hace nada, no tengo más quedos opciones: o bien escuchar a los miembros de mi sindicato, o bien escuchar a ladirección sindical. Si elijo la segunda, la gente va a echarme de Solidaridad» /9.También la dirección regional de Solidaridad de Varsovia ha marcado sus distancias respectoa la dirección nacional al apoyar la huelga de Ursus y proclamando la preparación de lahuelga. Su presidente, Maciej Jankowski, no excluye, por su parte, una cooperación con elOPZZ. A finalesdel verano 1992, Solidaridad aparece pues debilitado y dividido.Frente a las huelgas del verano, el Gobierno había decidido jugar a que se pudrieran,a la vez que ejercía una presión sobre los directores de empresas. En un comunicadohecho público el 22 de julio de 1992, se puede leer: «El Consejo de Ministrosrecuerda que no puede ser una de las partes en estos conflictos (...). El Gobierno nopuede tomar la responsabilidad de las decisiones salariales de las direcciones impuestaspor las huelgas. Puede, por el contrario, sacar las consecuencias previstas porla ley frente a directores que tomaran decisiones salariales irresponsables, y lo hará»/10.8/ Ibidem, 27 agosto 1992.9/ Ihidem, 10 de septiembre de 1992.10/Ibidem, 22 de julio de 1992.VIENTO SUR Número 5/Octubre 1992 29

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