Una empresa semejante exigiría sin duda perseverar en el desarrollo de una culturasocial de contestación al poder constituido, de relativo apartamiento de la delegaciónen las instituciones representativas y de énfasis en la acción de la sociedad civil organizaday movilizada...Como se pudo comprobar enseguida, ésta es una tarea para la que los sindicatos -yde manera particular sus cúpulas dirigentes- evidenciaron no estar preparados.De la reclamación del "giro social", de la lucha por forzarlo, se pasó pronto a laobsesión por gestionar los resultados de la huelga general. Tuvo que pasar año ymedio para que eso se tradujera en la obtención de algunas concesiones que el tiempose ha encargado de demostrar que, en su mayoría, o bien estaban aún por consolidar-como la negociación de las retribuciones de los funcionarios-, o bien pueden acabarteniendo una vida efímera -como la revalorización de las pensiones, cuando acabe lalegislatura-. /5.Entretanto, el Gobierno socialista ganó el tiempo necesario para retomar la iniciativa.Hasta el punto de que, apoyándose en las exigencias del Tratado para la UnidadEuropea, más conocido como Tratado de Maastricht, ha vuelto a poner de actualidadtodos sus objetivos -corregidos y aumentados- de gran alcance antisocial.La huelga general de media jornada del 28 de mayo de 1992, convocada contra lasnuevas medidas gubernamentales, a la postre ha demostrado tener menos continuidadcon el 14-D que con la actuación de los sindicatos posteriormente a esa fecha. Dela actitud de confrontación, de reto, se ha pasado rápidamente a una nueva reediciónde la orientación de limar los aspectos más brutales de las medidas en curso, peroaceptando la lógica de fondo que las inspira. En este contexto no faltan las alusionesa la posibilidad de abrir un proceso de concertación social.Luces y sombras de la acción sindicalUna rápida mirada retrospectiva sobre la década -sin ninguna pretensión de balancequizaspueda ayudar a precisar las luces y las sombras de la realidad de los sindicatos,de su papel en la sociedad y de sus relaciones con el poder político.En cuanto a las luces, es destacable el paso de una realidad de confrontación entrelos dos sindicatos mayoritarios a otra, sin duda mucho más positiva, de colaboracióny de unidad de acción. Aunque esta nueva realidad ha estado acompañada de unamayor acumulación de la capacidad de decisión en las direcciones confederales, endetrimento de la participación, si bien esto es algo no necesariamente derivado delclima de unidad, sino del talante de ordeno y mando que domina en la dirección delos sindicatos.Es destacable, asimismo, la superación de las relaciones de dependencia con respectoa los "partidos hermanos" y la afirmación de un marco autónomo de la acciónsindical. Aunque al respecto no se pueda dar por indefinidamente estable la realidadactual, el cambio es sustancial.5/ 2.000 cargos sindicales de CCOO afines a la Izquierda Sindical firmaron entonces un manifiesto alertando de losriesgos de erosión del potencial creado por el 14-D, dada la forma de entender las negociaciones en curso, queprescindían conscientemente de un proceso de movilización simultánea.76 VIENTO SUR Número 5/Octubre 1992
Se ha de constatar, igualmente, que el decenio en su conjunto se haya saldado sinpérdidas en el poder adquisitivo de la población trabajadora que tiene regulado susalario por convenio colectivo, gracias a las mejoras de los salarios reales registradasa partir de 1987. Aunque esto no es en modo alguno extensible a la gente peor situada,como se evidencia en la reducción en más de un 5% del salario mínimo real. Ymenos aún lo es a la numerosa legión de parados y paradas.En lo que se refiere a las relaciones con otros movimientos y problemáticas sociales,los sindicatos, en especial CCOO, han ido asumiendo de forma más comprometida,aunque no exenta de reticencias y contradicciones, cuestiones como la defensade los derechos de las mujeres y del medio ambiente.También es reseñable la afirmación del espacio sindical y el relativo fortalecimientode los sindicatos, al menos en lo que se refiere a afiliación y a algunos otros factoressimilares. Máxime si se tiene en cuenta la presión existente -especialmente fuerteen 1988 y 1989- en contra del sindicalismo y a favor del debilitamiento de los sindicatos.Sin embargo, este extremo ha de ser inmediatamente matizado.En efecto, si nos atenemos a los datos de afiliación de CCOO, hay que registrar unaumento de la afiliación del 34% entre 1982 y 1990 (cuadro 3). Sin embargo, estecrecimiento se concentra absolutamente entre 1988 y 1990 (parece obvia la influenciade la huelga general del 14-D). Y, al tiempo, el análisis sectorial de la afiliaciónpone de manifiesto algunos problemas de envergadura.El crecimiento de la afiliación a CCOO se produce al 100% en el sector servicios(se multiplica por tres en términos absolutos), especialmente en el área pública, quemuliplica por siete sus cotizantes. Cierto que el punto de partida era muy débil. Peroel dato más significativo es que la afiliación en el sector secundario (industria yconstrucción) permanece prácticamente estancada.Aunque la evolución de la población asalariada registra un crecimiento relativo delsector servicios y un descenso, también relativo, del sector secundario, este últimocrece en términos absolutos en más de un 10%. La progresiva acomodación de laafiliación de CCOO a las pautas de la distribución sectorial de la población asalariadaCuadro 3POBLACIÓN ASALARIADA Y AFILIACIÓN A CCOO (en %)POBLAC. ASALARIADAAFILIACIÓN CCOOSECTORES1.9821.9901.9821.990CAMPO7,65%5,02%4,10%3,13%INDUS. Y CONST41,95%38,42%75,50%59,74%SERVICIOS50,40%56,56%14,03%29,99%OTROS——6,96%7,19%Elaboración propia, a partir de la EPA y datos del Gabinete Confederal de CCOO.VIENTO SUR Número 5/Octubre 1992 77
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