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Descargar - Viento Sur

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potencian una mayor pluralidad en CCOO y un mayor peso de posiciones radicales,hasta entonces sostenidas casi en solitario por los sectores de Izquierda Sindical.Al tiempo, CCOO inicia una creciente oposición a la política gubernamental. Suactitud ante la reconversión industrial tiene elementos ambivalentes: de oposición ytambién de aceptación, expresados éstos en la tendencia dominante a negociar lareducción de los efectos traumáticos de la reconversión.Paralelamente, es significativo el rechazo de CCOO a la firma del Acuerdo Económicoy Social (AES) que vincularía al Gobierno, la CEOE y UGT. Así como laoposición a los decretos potenciadores del empleo precario que el Gobierno aprobaríacon el beneplácito de UGT.Más significativa aún de la oposición de CCOO a la política gubernamental es laconvocatoria de la huelga general del 20 de junio de 1985 contra la reforma de laspensiones.La política de oposición de CCOO, sin embargo, contiene serias y permanentesautolimitaciones.Por su parte, UGT opta, hasta casi finalizado el primer quinquenio de gobiernosocialista, por un decidido apoyo a la gestión del Ejecutivo, de la cual aparece comola principal fuerza social avaladora.Es sobradamente conocido el apoyo explícito de UGT a la política de reconversiónindustrial. La firma del AES, a su vez, hay que interpretarla como un intento deaportar paz social a una gestión gubernamental que implica agresiones considerablescontra amplios sectores de la población trabajadora/2.La orientación de apoyo a la gestión gubernamental adoptada por la dirección ugetistacontiene otro elemento de gran relevancia: la pretensión de forzar el declive de CCOOy asegurar a UGT la primacía indiscutible en el mundo sindical. Esta ambiciosa pretensiónse apoya en ideas aparentemente razonables: una, la de la posible traslacióndel apoyo electoral al PSOE (que implica a una buena parte de los afiliados y afiliadasa CCOO) al sindicato asociado a él; otra, la de que la profunda debacle del PCEpueda arrastrar a la de CCOO; en fin, la de que el precio de la colaboración con elGobierno -en el que no es insignificante el especial trato de favor en el reparto delpatrimonio sindical- dote al aparato ugetista de una gran superioridad.Lo cierto es que el periodo comprendido entre 1984 y 1986 es el de mayor nivel deconfrontación entre los dos sindicatos mayoritarios desde el inicio de la transiciónpolítica. Se suceden los ataques y las descalificaciones, siempre en la misma dirección:de UGT a CCOO. Éste es presentado insistentemente por el primero como"sindicato comunista", al que acusa de «una beligerancia contra el Gobierno socialistano desplegada contra ninguno de los Gobiernos de la derecha»; le achaca, asimismo,«falta de actitud negociadora» y «desatención de los intereses de los trabajadoresprovocada por su sectarismo antisocialista».Al respecto, el AES es una pieza clave de la estrategia ugetista: la exclusión, defado, de CCOO de la negociación colectiva propiciaría los objetivos propuestos /3.2/ Una buena muestra de los objetivos perseguidos con el AES son las palabras de Felipe González en las conversacionespreliminares para su negociación: «Pido para mi Gobierno los mismos sacrificios que para Gobiernos anteriores de laderecha».3/ El AES cubre la negociación colectiva de los años 1985 y 1986. La gran mayoría de los convenios firmados a suVIENTO SUR Número 5/Octubre 1992 73

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