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Descargar - Viento Sur

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servicio urbanos, y con un eufórico sentimiento de promoción colectiva: "vamos amás" (era la expresión más viva de esta conciencia promocionista, captada por mímismo en algunos grupos de discusión). A esta extracción y sensibilidad (determinantede una actitud democratizadora difusa e indiferenciada, vinculada al consumismode masas), respondía precisamente la carátula bicéfala del liderazgo del PSOE, representadapor el tándem Felipe González-Alfonso Guerra. Se trataba de desconocidosuniversitarios sevillanos que podían considerarse como activistas de las clases mediasbajas, pero que habían visto a tiempo en los derruidos restos del PSOE, unaoportunidad de labrarse una posición de poder personal (aunque en último término,debían su fuerza al hecho de ser cooptados, Willy Brandt mediante, por los socialistasdel SPD alemán, a la búsqueda de jóvenes socialdemócratas con capacidadorganizativa). De personalidades muy diferenciadas y complementarias, el liderazgodual de González-Guerra se fundaba, en última instancia, en un desarrollado instintode poder.Ahora bien, la fracción de tecnócratas postsocialistas que iban a orientar la políticaeconómica de los Gobiernos del PSOE eran -frente a las dos figurillas reinantes o"mascarones de proa" electoral Guerra-González- los representantes de las clasesrealmente hegemónicas: las clases medias altas funcionales (directores, gerentes, técnicossuperiores, nuevas generaciones de altos funcionarios...). Con un poder crecientey generosos "latisueldos", esta clase de altos servidores del poder -máximosbeneficiarios sociales del desarrollismo de los años 60-, impacientes por desplazar alos incompetentes gestores franquistas, constituían una tecnoestructura (en un sentidomás amplio que el de Galbraith), a caballo entre la gran empresa privada y laAdministración pública, como una nueva fracción altoburguesa, junto a la vieja burguesíapatrimonial empresarial y capitalista. Nuevo rostro de la dominación capitalista,estos gestores tecnócratas cumplían como ninguna otra fracción de clase con losprincipios "superyoicos" (Deleuze) de la estructura caracterial sádica: puritanos delpoder, fanáticos adeptos a un inflexible principio de racionalización (que en las condicionesobjetivas existentes se identificaba plenamente con el principio de larentabilización del capital), iban a encontrar su definitiva misión histórica en eldisciplinamiento de las masas laborales (bisturí reconversión en mano), hecha necesariocon la llegada a los límites productivos y sociales de la segunda revoluciónindustrial. A la vez, interpretaban su propio y súbito enriquecimiento como una consecuencianatural de la propia racionalidad competitiva del sistema capitalista. (Añosantes de convertirse en un alto funcionario de Construcciones y Contratas al parecercon un "latisueldo" millonario, el nuevo ministro de Economía, Miguel Boyer, encarnaciónparadigmática del tecnócrata altoburgués postsocialista, defendió con todanaturalidad, en una aparición en TVE, la conveniencia y equidad de los "latisueldos"millonarios para los nuevos gestores de la tecnoestructura neocapitalista, como casode aplicación particular del principio de competencia en la asignación-retribución delos recursos). Ocultos en un principio, tras las siglas del PSOE y la pareja González-Guerra, más reinante que gobernante, los tecnócratas postsocialistas, firmemente apoyadospor el instinto de poder conservador cada vez más reaccionario del propioGonzález, quedan estratégicamente acantonados en los ministerios económicos fundamentales:Economía y Hacienda, Industria, con el tiempo, Obras Públicas, etc.Desde allí, aislados de las masas, iban a dirigir y a imponer severamente toda su84 VIENTO SUR Número 5/Oclubre 1992

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