Capítulo 6. Las especies “ban<strong>de</strong>ra” <strong>de</strong> los ambientes.Es difícil creerque podamosalcanzar unmo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><strong>de</strong>sarrollosustentablecon hábitos <strong>de</strong>consumo que nolo son.que la aspirina que alivia el dolor <strong>de</strong> nuestra cabeza se extrae <strong>de</strong>l saucecriollo que crece en nuestro litoral? Nuestra generación no tomalos productos <strong>de</strong> la selva, sino <strong>de</strong>l supermercado. Nuestros recursosno vienen con hojarasca, sino en envases artificiales. ¿Cómo imaginarentonces que vienen <strong>de</strong> pastizales, <strong>de</strong>siertos, mares, bosques oselvas?Hasta el pescado <strong>de</strong> mar viene disfrazado <strong>de</strong> milanesitas con forma<strong>de</strong>… ¡dinosaurios! Como para que los chicos entiendan algo. Por eso,es necesario incorporar a las etiquetas <strong>de</strong> los productos un renglón almenos que revele su origen. Por ejemplo: “preparado con merluzas<strong>de</strong>l Atlántico Sur”. O bien: “este producto se obtiene <strong>de</strong> hojas <strong>de</strong> layerba mate, planta autóctona <strong>de</strong> la selva misionera”. Y, si procedieran<strong>de</strong> un uso sustentable, aclararlo también. ¿Es mucho pedir?¿Y, ahora, qué hacemos?Podríamos tener ya un buen dolor <strong>de</strong> cabeza con estos planteos, peroes mejor si nos alentamos a re<strong>de</strong>scubrir nuestros paisajes y sus contenidos.A no quedarnos con la postal. A caminarlos y ver todo lo quehay a<strong>de</strong>ntro. A conversar con los pobladores más antiguos, esos queconservan la memoria <strong>de</strong>l paisaje y que pue<strong>de</strong>n contarnos cómo eratodo antes, para que podamos evaluar las ten<strong>de</strong>ncias ambientales. Asaber cómo se llaman y para qué “sirven” nuestras plantas y animalessilvestres. A compren<strong>de</strong>r cómo “funciona” un bosque y cómo “hace”para regular el clima y evitar inundaciones. A tener más presente susdramas. A acompañar las buenas <strong>de</strong>cisiones públicas y a cuestionarlas malas.Una buena sociedad necesita <strong>de</strong> buenas personas. Es difícil pensar enuna sociedad correcta conformada por otro tipo <strong>de</strong> gente. Y es difícilcreer que podamos alcanzar un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo sustentable conhábitos <strong>de</strong> consumo que no lo son. Muchas <strong>de</strong> nuestras actitu<strong>de</strong>s cotidianas,parecen lo que el antropólogo Harris Memel-Fote catalogó<strong>de</strong> cosmofágicas o <strong>de</strong>voradoras <strong>de</strong>l entorno. Por eso, <strong>de</strong>bemos fortaleceri<strong>de</strong>ales y sueños comunes, informarnos mejor, ser coherentesy obrar en consecuencia, con vocación, perseverancia, pasión, seriedady fortaleza moral. De lo contrario, sólo seremos vacías voces<strong>de</strong> protesta, intelectuales melancólicos o soñadores pasivos. En estecontexto, ¡cómo no pensar en la educación! Ya lo escribió ManuelBelgrano hace casi dos siglos: “sin educación nunca seremos más quelo que <strong>de</strong>sgraciadamente somos.” A lo que podríamos agregar que sineducación nos seguirá yendo como nos va. En uno <strong>de</strong> sus prólogos,Borges dijo que no sabía si la educación podía salvarnos, pero que noconocía nada mejor. Seguramente en esta compleja red <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>sque es la vida, no será la única avenida empedrada y con baches que94La naturaleza <strong>de</strong> la patriaValor y cuidado <strong>de</strong> la biodiversidad argentinaMIRADAS DE LA ARGENTINA
Capítulo 6. Las especies “ban<strong>de</strong>ra” <strong>de</strong> los ambientes.habrá que pavimentar, pero es una que lleva rápido a <strong>de</strong>stinos concretos.Y los problemas ambientales son concretos. No nos hace faltatener presentes las amenazas <strong>de</strong>l Apocalipsis <strong>de</strong> San Juan para albergarcierta preocupación por mañana. Cuando hablamos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollonacional (en <strong>de</strong>finitiva, <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>stino) es inevitable no toparsecon angustias, ansiedad y alguna perplejidad. Pero tenemos la obligación<strong>de</strong> cultivar esperanzas, <strong>de</strong> ser buenos ciudadanos y <strong>de</strong> recordarlo que dijo un naturalista: a veces, todo patriota <strong>de</strong>be estar preparadopara <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r a su país contra su gobierno.Que no quepan dudas: si el Perito Moreno, Florentino Ameghino,Eduardo Holmberg y tantos otros gran<strong>de</strong>s naturalistas vivieran estarían<strong>de</strong>fendiendo la naturaleza. La crisis ambiental es tal que ya no<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>mos la naturaleza sino el sentido común.Si el PeritoMoreno, FlorentinoAmeghino,EduardoHolmberg y tantosotros gran<strong>de</strong>snaturalistasvivieran estarían<strong>de</strong>fendiendo lanaturaleza.La naturaleza <strong>de</strong> la patriaValor y cuidado <strong>de</strong> la biodiversidad argentinaMIRADAS DE LA ARGENTINA95