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Zevallos Aguilar, Juan Ulises, Indigenismo y nación - Cholonautas

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ase de la nacionalidad y habían ocurrido los hechos más importantes de la historialatinoamericana. Además, los Andes tenían enormes recursos naturales.' 20 More apuntabaque "Por todo esto, y acaso por otras razones que el porvenir descubrirá, el Andinismo yel Continentalismo, de suyo inseparables, como son inseparables el amor y laabnegación, constituyen las únicas propulsiones que le pueden dar a Suramérica orientepolítico, confianza moral, originalidad artística y plena honestidad económica" (1).El Grupo Orkopata también configuró su identidad en otros planos, pero de manerabastante vaga e imprecisa. En el plano político no le interesó adscribirse a determinadascorrientes políticas, como el socialismo y el aprismo, que en los años veinte cobrabanfuerza. Por esa razón, en el Boletín se publicaron tanto las cartas de Víctor Raúl Haya deLa Torre (13.T. 6: 1; B.T. 22: 3) como los artículos de José Carlos Mariátegui (B.T. XXXII:3). Sobre ese punto Tamayo Herrera afirma:"Pese a las innegables relaciones con Mariátegui ( ... ) no encontramos niuna teoría marxista madura ni una labor proselitista intensa" en el Grupo(1982: 268).En declaraciones personales Emilio Vásquez negó que los orkopatas fuerancomunistas y Emilio Romero indicó que Churata y sus seguidores estaban más biencerca del anarquismo (Tamayo 1982: 268).3. LOS REPRESENTANTES DE LOS INDÍGENASEn su estrategia de autorepresentación, el Grupo definió una función social derepresentación, en el sentido de la acción de un sujeto que se sitúa como intermediario20 EN NUESTROS ANDES, suena en nuestros oídos como el MARENOSTRUM suena paralos latinos que medran en las orillas del Mediterráneo. La mayor proeza militar de Suramérica, lacumple San Martín trasmontando los Andes. Un ferrocarril que nos enorgullece serpentea sobrelos Andes a 17 000 pies de altura. La cuna de nuestro continente está en el altiplano andino, en lapuerta del Sol de Tiahuanacu, sede vetusta de la raza aymara. En un valle delicioso, escondidocasi al pie de las escarpas andinas, cerca del nudo del Vilcanota, se hunde la hacha de oro deManco Capác y surge la capital fastuosa. Cuando Bolívar alza su voz inmortal, le canta su oraciónal Chimborazo. Sobre los Andes, Chile y Argentina se dan las manos amistosas. En los Andes seespacian nuestros animales selectos: la huicuña de ojos fugaces, la llama lenta y sobria, la alpacade lana fina, la huiscacha de pies ágiles y orejas suspicaces. La quena es andina y toda nuestramúsica profunda, la de la gama pentafónica, baja de los Andes, tiembla como un salterio religiosoen las llanuras agrícolas y pastoriles y, al llegar al oceáno, se convierte en danza andrógina decriollos prestigiosos en la cintura. Amparados por los Andes condecoran la tierra nuestros metalesde la fábula: Potosí, Oruro, Cerro de Paseo, Pomasí, abren su vetas radiantes bajo el auspiciopaterno de las montafías pensativas ( ... )La raza más fuerte, la iniciativa más clara, el paisaje más bello, el agua más limpia, la tierramás longánima, la industria más activa, la inteligencia más seria, las costumbres más sobrias, lavoluntad más alta, todo lo encuentran los suramericanos en los Andes. Hasta el ozono, en estasalturas es más azul y el oxígeno más vivificante. Los que quieran respirar en los Andes, necesitanriqueza de glóbulos rojos: nunca los linfáticos pusieron las manos sobre las nieves eternas" ("Elandinismo", B.T. 9: l).23

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