Tres cerditos - Apostolos Doxiadis
Apostolos Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder engañar a la muerte.
Apostolos
Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga
y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de
tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una
fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder
engañar a la muerte.
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lo que fuera, para saber si había vuelto a los Estados Unidos o si estaba en<br />
alguna de sus antiguas guaridas de Sudamérica.<br />
Intentó todo lo que se le ocurrió, incluso estuvo leyendo a diario durante<br />
varios meses los anuncios de un par de periódicos de Nueva York, por si<br />
descubría allí algún mensaje en clave. Pero nada. Fue a Los Ángeles, habló<br />
con Gino y con el peluquero finocchio, dio una vuelta por los bares buscando<br />
pistas y puso el anuncio del libro sobre la vida de Nicholas Franco allí<br />
también. Nada. Estaba dando palos de ciego y lo sabía.<br />
Los dos últimos meses de 1942 fueron especialmente estresantes para<br />
Terranova. Los japoneses habían atacado Pearl Harbor un año antes y<br />
Estados Unidos ya estaba metido hasta el cuello en la guerra. Pero la guerra<br />
no le preocupaba: él era demasiado mayor para que lo reclutaran, y su hijo,<br />
demasiado pequeño. Su problema era que Nick Frank iba a cumplir cuarenta<br />
y dos en pocos meses y él, su futuro asesino, no tenía ni idea de dónde estaba.<br />
A menos que ocurriera un milagro, iba a tener que… ¡Maldita sea! Si no le<br />
daba el pasaporte al hermano Frank número dos en el momento previsto,<br />
tendría que empezar a preocuparse por proteger su vida de las acciones del<br />
«Trovatore». Estaba seguro de que don Tonio no había dejado cabos sueltos<br />
cuando planeó el futuro de los tres hermanos Frank. Y de paso también el de<br />
Terranova. No quería ni pensar en las consecuencias que tendría un fracaso<br />
por su parte, al menos no si no se veía obligado por las circunstancias. Pero<br />
tenía que reconocer que las circunstancias se presentaban bastante funestas.<br />
Terranova se volvió irritable, empezó a tener ataques de ira causados por<br />
algo que obviamente no podía compartir con Ekaterina. Había dormido como<br />
un bebé toda su vida, pero empezó a despertarse de madrugada y se quedaba<br />
despierto en la cama, sin poder volver a dormir, pensando en su problema.<br />
Pero a principios de 1943 se produjo una novedad inesperada. Y con ella<br />
llegó la esperanza.<br />
Una noche, mientras Terranova estaba ocupado en el restaurante y<br />
pensando en otras cosas, sonó el teléfono. Respondió él y oyó al otro lado la<br />
voz de Calo.<br />
—Zio Peppe, ¡han venido a mi casa unos hombres del gobierno! —dijo<br />
casi gritando.<br />
Eso era un grave violación del protocolo de emergencia (no preguntó por