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Tres cerditos - Apostolos Doxiadis

Apostolos Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder engañar a la muerte.

Apostolos
Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga
y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de
tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una
fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder
engañar a la muerte.

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omas. Pero Hermine siguió sin entenderlo. Aparentemente tenía en físico<br />

todo lo que le faltaba en cerebro.<br />

—Los caminos del Señog son inesgrutables —fue la conclusión a la que<br />

llegó.<br />

—Sí, se puede decir así, ¿no? —contestó Terranova.<br />

—Sí, los caminos del Señog son inesgrutables —repitió Hermine, que<br />

tampoco había entendido bien esta vez.<br />

Leo volvía a parecer él, más moreno, obviamente, y con un grueso bigote<br />

un poco mustio (obviamente un tributo a ese tal Schweitzer), pero aparte de<br />

eso estaba delgado, en forma, sano. Se llevó a su amigo Rico por la finca para<br />

enseñársela, con Hermine detrás añadiéndole a todo lo que veían referencias a<br />

la «Divina Pogrovidencia», al «Señog» y a «el Gristo» (no Cristo, no, sino<br />

«el Gristo»), quienes, estaba convencida, habían intervenido de una forma<br />

fundamental en traer a su esposo hasta Gabón.<br />

Oyéndola, cualquiera diría que Dios es un agente de viajes.<br />

Leo le enseñó a su amigo Rico todo lo que había que ver por allí. Lo que<br />

antes era la casa, la mansión, se había convertido en el orfanato, donde<br />

estaban los dormitorios de los once niños que ya vivían allí y también una<br />

habitación de invitados (que sería la suya durante su estancia). Además había<br />

dos clases, el comedor y la cocina, donde Terranova conoció a la famosa<br />

Lela, que estaba muy ocupada preparando la comida. Ella incluso le dedicó<br />

una de sus famosas risas, esas que sonaban «jii-jii-jiiiiiiiiiiii», tal vez como<br />

confirmación de que realmente era la misma sobre la que había leído en las<br />

cartas.<br />

También había una nueva ala en la mansión, ya operativa, una extensión<br />

de la planta baja construida con un estilo mucho más sencillo que el original,<br />

donde estaban el dormitorio de Leo y Hermine y también los de los otros dos<br />

miembros del personal (Leo se refería a él y a su mujer como «miembros del<br />

personal», aunque estaban en su propia casa), así como una pequeña capilla,<br />

que era temporal, dijeron. A unos cincuenta metros del antiguo edificio, al<br />

otro lado del césped, se estaba construyendo un edificio nuevo y más grande,<br />

El hogar del amor que ellos querían realmente, donde podrían acoger a<br />

ochenta huérfanos y alojar más personal y más clases. A su lado también<br />

estaban construyendo una pequeña iglesia. Se la iban a dedicar a la Divina

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