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Tres cerditos - Apostolos Doxiadis

Apostolos Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder engañar a la muerte.

Apostolos
Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga
y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de
tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una
fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder
engañar a la muerte.

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todos los hechos y después se sentaba y reflexionaba sobre la mejor forma de<br />

actuar, considerando de antemano todos los potenciales problemas.<br />

Los asesinatos de los tres hermanos Frank los planearía cuando llegara el<br />

momento propicio (bueno, más bien infausto), porque para el primero, el de<br />

Al Frank, todavía quedaban veinte años en el momento en que se mudó a<br />

Newport. No tenía ningún sentido ponerse a planearlo entonces, porque no<br />

sabía cuál iba a ser la situación de su objetivo cuando llegara el momento. Lo<br />

que sí podía empezar a planear, y de hecho debía, era la forma de tener<br />

vigilados a los hermanos para poder localizarlos cuando le hiciera falta. Que<br />

esa tarea fuera fácil o difícil dependía en parte de si Ben Frank había llegado<br />

a contarles a sus hijos lo de la maledizione antes de morir. ¿Sabe ese viejo<br />

proverbio que dice: «mejor prevenir que curar»? Bueno, pues si los hermanos<br />

Frank sabían el peligro al que estaban expuestos, en algún momento seguro<br />

que tomarían medidas para protegerse. ¿Pero lo sabían? Don Tonio le había<br />

asegurado a Terranova que sí, y le contó que el hijo mayor, Al, había ido a<br />

Sing Sing para ver a su padre antes de que muriera. Pero como nadie había<br />

podido escuchar su última conversación, Terranova pensó que podría ser algo<br />

que el capo había asumido porque deseaba con todas sus fuerzas que su<br />

venganza fuera más dulce gracias a las décadas de miedo que tendrían por<br />

delante sus víctimas. Pero incluso aunque los hermanos no supieran lo que el<br />

futuro les deparaba, y por tanto no tuvieran razones para intentar protegerse,<br />

pasados unos años podrían estar en cualquier parte. Los tres eran pobres. Su<br />

papà había perdido el negocio y la casa en sus últimos años. No había nada<br />

que los atara a Nueva York, así que podían mudarse a otro lugar en cualquier<br />

momento.<br />

Como era un hombre que planificaba al detalle, Terranova decidió<br />

ponerse en la peor situación posible y asumir, por poco probable que le<br />

pareciera, que los hermanos sabían lo de la maledizione y que cualquiera de<br />

ellos podría de repente tomar medidas para desaparecer y darle esquinazo a<br />

su asesino. Lo de «mejor prevenir que curar» también era aplicable a su<br />

propia situación. Así que, desde que llegó a Newport, viajaba una vez al mes<br />

a Nueva York y se quedaba allí un par de días para vigilar un poco. Al Frank<br />

había empezado a trabajar en Worthington’s; Nick Frank era botones en el<br />

Plaza y el pequeño Leo estaba en el colegio. Pero Terranova no se quedaba

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