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Tres cerditos - Apostolos Doxiadis

Apostolos Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder engañar a la muerte.

Apostolos
Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga
y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de
tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una
fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder
engañar a la muerte.

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excusa y que como Terranova no se cargara a Leo Frank en pocos días, iba a<br />

ir él mismo a «eze zitio que ze llamaba Bellapok» para cargárselo<br />

«perzonalmente».<br />

—Una gran idea, Mickey —contestó Terranova—. Pero me gustaría ver<br />

cómo sales de allí después.<br />

—Fácil —dijo Mickey—. Le diré a la poli que lo hicizte tú.<br />

Terranova rio.<br />

—Bien. Pues yo diré que fuiste tú.<br />

Cuando volvió esa tarde a Belle Époque (Bellapok, según el brutto…),<br />

Terranova supo que tenía que ponerse manos a la obra y rápido. Porque si el<br />

brutto realmente aparecía por allí (y con esa masa defectuosa que tenía dentro<br />

del cráneo no podía garantizar que no lo hiciera), se acabaría el juego; ese<br />

hombre llevaba la palabra «gánster» escrita en la cara y tenía una pinta que le<br />

provocaría terror a un civil, incluso al más inocente, nada más verlo. De<br />

hecho a Terranova le preocupó tanto la posibilidad de una visita inesperada<br />

de ese tipo, que si hubiera tenido una bala, un cuchillo o un garrote, habría<br />

acabado con Leo esa misma noche. Pero tenía que hacer que pareciera un<br />

accidente convincente, y eso lo ponía en un aprieto. ¡Maldito fuera ese hijo<br />

de puta de Mickey y también John Basil Junior por habérselo endosado! Y<br />

maldito fuera también Leo por «abrirle su corazón» al Ángel y al santo.<br />

Signore, ¿ha oído ese viejo dicho de audaces Fortuna iuvat? Bueno,<br />

tengo que decir, con todo el respeto por ese romano que lo dijo, que no creo<br />

que eso sea cierto. Yo personalmente nunca he visto que la fortuna<br />

favoreciera a los valientes, más bien al contrario: las agallas sin cerebro<br />

normalmente suponen la receta ideal para que todo acabe en desastre. Pero sí<br />

he sido testigo de que la paciencia suele beneficiar a la gente (eso no se lo sé<br />

decir en latín), y que si esperas lo suficiente, seguro que pasa algo que te<br />

viene bien. Y si además viene en tu ayuda la fortuna, el azar o como quiera<br />

llamarlo, entonces ni siquiera tendrás que esperar mucho. Y eso fue<br />

precisamente lo que le pasó a Terranova.<br />

La segunda noche después de su regreso de Ndjolé, mientras estaban<br />

sentados para cenar con el grupo habitual, es decir, los «miembros del<br />

personal» y los niños, papa Bernard dijo que tenía que hacer un annonce. Eso<br />

lo decía de vez en cuando y después contaba noticias tontas sobre El hogar

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