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Tres cerditos - Apostolos Doxiadis

Apostolos Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder engañar a la muerte.

Apostolos
Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga
y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de
tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una
fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder
engañar a la muerte.

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amigo —contestó Terranova—. Así que te vas a quedar aquí, haciéndole<br />

fotos a las tetas de las chicas locales. Y si encuentras un león, pídele que abra<br />

la boca y hazle un primer plano de una muela. ¿Te acuerdas de lo que es un<br />

primer plano, Mickey? Cuando acabe, vendré y te llevaré adonde esté el<br />

fiambre para que puedas hacerle unas cuantas fotos bonitas también.<br />

Como por allí nadie hablaba su idioma, Terranova fue hasta la misión,<br />

donde encontró a una mujer (o algo así) blanca pero muy fea, de esas que<br />

reúnen una larga serie de características desagradables: unas gafas grandes<br />

con cristales gruesos, la piel con marcas de viruela y bigote. Seguramente esa<br />

mujer que Leo llamaba «Ángel» era parecida a aquella, o tal vez incluso era<br />

ella, que estaba allí trabajando como voluntaria en sus descansos del orfanato<br />

para no verse tentada por el Diablo, que siempre está a la que salta para<br />

encontrarles cosas que hacer a los ociosos. Hablaba un poco de su idioma y le<br />

ayudó a su manera, un poco repulsiva, llamando a un nativo y explicándole<br />

que el caballero blanco quería alquilar una habitación. El nativo no hablaba ni<br />

palabra de nada que no fuera su lengua, pero entendió el lenguaje<br />

internacional de un fajo de dólares agitado ante su cara, así que instaló a<br />

Mickey en su casa tras hacer muchas reverencias.<br />

Después Terranova volvió al embarcadero solo. Había dos nativos con<br />

sus canoas, preparándose para salir a pescar o algo así. Los dos conocían<br />

Belle Époque y los dos estuvieron dispuestos a llevar allí a Terranova cuando<br />

le vieron sacar los dólares; incluso se pelearon entre ellos un rato. Pero como<br />

no podía dividirse en dos para contentarlos a ambos, Terranova escogió al<br />

que tenía la canoa más grande y le dio algo de dinero al otro para que se<br />

conformara.

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