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Tres cerditos - Apostolos Doxiadis

Apostolos Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder engañar a la muerte.

Apostolos
Doxiadis construye en Tres cerditos una absorbente novela de intriga
y de aventuras, que es además una original reflexión con tintes de
tragedia griega sobre el destino, la suerte y la libre elección. Una
fábula en clave moderna sobre la eterna cuestión de cómo poder
engañar a la muerte.

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Debo mencionar en este momento que Thelma, cuya familia era bautista o<br />

cuáquera o de esos imbéciles del decimotercer día o alguna de esas estúpidas<br />

cosas yanquis, se había convertido al catolicismo para poder casarse con Al<br />

en la catedral de san Patricio.<br />

—No es ninguna de las dos cosas, querida —corrigió Leo con una gran<br />

sonrisa—. No es ilegal, al menos no en algunos estados, y la Iglesia lo<br />

permitirá, aunque tal vez haga falta una dispensa papal especial. Pero no te<br />

preocupes. Conozco a alguien que tiene una conexión en el Vaticano y me ha<br />

dicho que eso se puede arreglar fácilmente.<br />

Thelma dio un respingo.<br />

—No me puedo creer que le hayas llegado a preguntar a alguien algo así.<br />

—¿Y por qué no? —contestó él—. Te quiero mucho, y es una idea tan<br />

buena…<br />

Ella lo interrumpió de nuevo y esa noche no se volvió a hablar del tema.<br />

Pero Thelma estaba claramente enfadada con él por haberlo propuesto, así<br />

que no le dio el tradicional beso en la mejilla cuando lo echó de su cuarto,<br />

después de follar otra vez. Y a la noche siguiente, por primera vez desde la<br />

muerte de Al, Thelma no dio los cinco golpes en el suelo, así que Leo no<br />

subió a su habitación. Y eso no le gustó nada. A la noche siguiente ella sí dio<br />

los golpes y él subió, pero a partir de ahí las invitaciones al orsacchiotto para<br />

que subiera y se tirara a su jefa se fueron volviendo cada vez menos<br />

frecuentes; a veces era solo dos veces a la semana, o solo una incluso.<br />

Cuando pasó una semana entera sin que Thelma diera los golpes en el suelo,<br />

Leo empezó a ponerse nervioso.<br />

Se había equivocado totalmente al proponerle matrimonio y ahora parecía<br />

que su relación nocturna (que era en todos los aspectos mucho más<br />

importante que la diurna) se estaba estropeando. Y lo que era peor, no había<br />

conseguido nada a pesar de los años que llevaba siendo el amante de Thelma.<br />

No tenía ningún peso en Frank & Worthington y, después de la proposición,<br />

ya no tenía posibilidades de conseguirlo. En cuanto a ella, todavía era joven,<br />

atractiva y una de las mujeres más ricas y poderosas de Estados Unidos.<br />

Antes o después llegaría algún pez gordo, una estrella de cine, un senador o,<br />

peor, otro importante empresario y se casaría con ella, destruyendo las pocas<br />

esperanzas que le quedaban a Leo de convertirse en millonario. ¿Y qué

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