Cien peliculas que me abrieron la cabeza - Nicolas AmelioOrtiz
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dos o tres. Su trabajo es frío, y sus compañeros no son actores ni directores,
sino otros ejecutivos como él, o incluso contadores de la industria.
Pero la vida de Griffin cambia cuando empieza a recibir las amenazas de
un escritor cuyo guión fue rechazado. La película se convierte en un
thriller…, que a la vez no es thriller. El policial nunca llega a consolidarse del
todo; la investigación y el descubrimiento del enemigo no son los focos
principales, sino la reacción de Griffin ante el peligro. The Player se aleja de
las películas del género. Es más introvertida. Implica un trabajo sobre el
personaje, y una crítica directa al vacío creativo que vive el cine —el cine
como «industria»— en esa época. De hecho, toda la película parece usar
recursos cinematográficos de la década del setenta. Planos largos al estilo
Touch of Evil o Badlands (Terrence Malick, 1973), zoom-in y zoom-out
dentro de un mismo plano, un recurso que estuvo muy de moda en los 60 y 70
por la novedad técnica, pero que en los 80 directamente dejó de usarse.
Además la banda de sonido suena más realista, sin demasiado efecto. Y aún
así la película tiene un mejor ritmo y un mejor montaje que la mayoría de los
films que se grabaron en ese mismo año. Es como si Altman quisiera
demostrarnos que para hacer cine no hace falta necesariamente disponer de
una parafernalia de recursos técnicos: sólo se trata de encontrar el mejor estilo
para nuestra narrativa, ya quieras filmar la ostentosa Apocalypse Now (Francis
Ford Coppola, 1979) como la humilde La conversación (Francis Ford
Coppola, 1974), por citar dos películas de un mismo director y de estilos tan
diferentes.
Es así como Altman deja claro —sin necesidad de explicitarlo— que el
cine está sufriendo una crisis, y que es necesario volver al fondo de la
cuestión cinematográfica: qué se cuenta y cómo se cuenta.
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