Cien peliculas que me abrieron la cabeza - Nicolas AmelioOrtiz
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Badlands
1973. Dirigida por Terrence Malick
Si tuviera que definir el cine estadounidense de la década del setenta con una
sola película, Badlands es una de las primeras que se me vienen a la mente.
Ópera prima de Terrence Malick, este film oscila entre lo angelical y lo
demoníaco. Holly (Sissy Spacek) es una chica de quince años que vive con su
padre (Warren Oates) y que empieza a salir con Kit (Martin Sheen), un
basurero de veinticinco años, con algunas tendencias bastante violentas. En
un bello día veraniego, Kit se da una vuelta por la casa de Holly y le dispara
al padre hasta matarlo, y ya que estamos se lleva a Holly con él. Y los dos se
enzarzan en un viaje de robos, asesinatos y demás crímenes que no parará
hasta que los atrapen.
Esta es una gran película sobre un gran amor, pero absolutamente
retorcido. Kit y Holly entablan una relación de lo más enferma, que Malick
sabiamente filmó al estilo de las historias románticas de adolescentes
soñadoras. Un cóctel envenenado, en suma. A los ojos de su tierna noviecita,
Kit no es el manipulador nato ni el despiadado asesino, sino el típico joven
buenazo y con carita de ángel. Y todo acompañado de la melodía «infantil»
—«Gassenhauer», de Carl Orff— y los hermosos paisajes de Montana.
Pasada una hora de película, guiados por el distorsionado punto de vista de
Holly, sabemos que en realidad Kit es un personaje detestable y violento;
aunque, al igual que su novia, nos cuesta dejar de quererlo, y sinceramente no
nos gustaría verlo tras las rejas. Malick nos muestra el poder de sugestión que
tienen este tipo de personajes y lo fácil que es caer en su trampa amorosa. En
este film las cosas se dan de manera distinta a Pierrot le Fou (Jean-Luc
Godard, 1965), Bonnie and Clyde (Arthur Penn, 1967), La fuga (Sam
Peckinpah, 1972) o Asesinos por naturaleza (Oliver Stone, 1994). En ellos, la
pareja protagónica está del otro lado de la ley, y el hombre y la mujer
funcionan codo a codo como compañeros en el crimen. Pero, en este caso, el
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