Cien peliculas que me abrieron la cabeza - Nicolas AmelioOrtiz
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Con tal apremiante punto de partida, Vanishing Point es una historia sobre
la libertad, simbolizada por una ruta aparentemente interminable, sólo
limitada por el tiempo. Una reinterpretación moderna del western
norteamericano, con paisajes impactantes y música de folk y rock. Ver a
Kowalski escapar de la policía y manejar su Dodge hacia el horizonte
anaranjado del atardecer, con música de rock sonando en la radio, es una
experiencia cinematográfica insuperable. Los flashbacks, que nos remiten a la
época de corredor de carreras del protagonista y su encuentro amoroso, sirven
para desarrollar a un personaje que pasa la mayor parte de la película adentro
de su auto, sin decir una sola palabra. Algunas de las mejores escenas de
persecución que se vieron en el cine están en esta película: no faltan saltos en
medio de la ruta, coleadas impresionantes y fatales choques. La alta velocidad
nos genera la misma adrenalina que enerva al protagonista: el tiempo se
suspende y se confunde con la música, y el auto es una extensión del
personaje.
Pero la acción y la velocidad de cada plano no es lo único que destaca en
este film: el sentido del equilibrio narrativo impone momentos de tranquilidad
pura que nos muestran al Dodge como un diminuto punto blanco en medio del
inmenso paisaje de montañas y tierra. Toda la travesía se convierte en un
retiro espiritual, en el que Kowalski —en definitiva, un antihéroe— se
encuentra a sí mismo y logra reconciliarse con su pasado. No por nada el final
tan abrupto y fatal concluye con un tema de folk religioso. Una vez que
enfrentó su pasado y su presente, Kowalski puede trascender la vida y liberar
su alma. La libertad del camino deviene entonces en purgatorio, y la
explosión del auto al final es la llegada del protagonista al destino que le
quepa a su alma.
A pesar de haber logrado el éxito en la taquilla, Vanishing Point no tuvo
muy buenas críticas en su estreno, ni tampoco es recordada como un gran
trabajo del director. Y encima corrió el mismo destino de muchas películas de
culto: fue sometida al deporte favorito del Hollywood de estos tiempos, el de
disparatarse en remakes sin sentido. En Death Proof (A prueba de muerte,
2007), Quentin Tarantino rinde homenaje al Dodge Challenger blanco de
Vanishing Point. Pero, más allá de estas referencias para la trivia,
injustamente el film de Sarafian no pasó a la historia.
Si les gustan las películas de autos, o a lo mejor quieren disfrutar de un
excelente viaje por los paisajes norteamericanos junto al mejor rock de los
años setenta, Vanishing Point es una película que no pueden dejar de ver. Y si
buscan algo más que relamerse con autos y con paisajes y distraerse con
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