Cien peliculas que me abrieron la cabeza - Nicolas AmelioOrtiz
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Boogie Nights
Juegos de placer
1997. Dirigida por Paul Thomas Anderson
Voy a ser lo más claro posible: Boogie Nights es una de las mejores películas
que se hicieron en las últimas tres décadas. Ambientado a fines de los años
70, este film que Paul Thomas Anderson dirigió con tan sólo veintiséis años
nos cuenta la historia de Eddie (Mark Wahlberg), un adolescente con un pene
descomunal, que toma el apodo de Dirk Diggler para meterse de lleno en la
industria pornográfica de Los Angeles, bajo el ala del productor Jack Horner
(Burt Reynolds). Durante toda la película, libremente inspirada en la historia
real del actor porno John Holmes, vemos cómo el entretenimiento
pornográfico va pasando de la gloria en los años 70 a la decadencia más
miserable en los 80, y cómo esa decadencia va arrastrando sin piedad a sus
protagonistas.
Boogie Nights abre con un plano secuencia que evidencia la prematura
maestría narrativa de Paul Thomas Anderson, al introducirnos —con apenas
tres vertiginosos minutos de traveling— en el universo frenético, «divertido»
y a la vez turbio de este film. Como en casi toda la filmografía del director —
el mismo de Petróleo sangriento (2007)—, Boogie Nights habla de la
decadencia del ser humano. De cómo el paso del tiempo destruye lentamente
a las personas, incluso hasta llevarlas al suicidio. El guión es perfecto en el
sentido de que nos logra identificar con los protagonistas y nos hace
cuestionar nuestros propios logros: el tiempo amplifica delitos «menores»,
trabaja sobre nuestra conciencia y los vuelve trágicos. Esa complejidad —no
complicación— hace que esta sea una película para ver más de una vez, y así
poder desplegar su riqueza semántica. Hay algo también en la velocidad y los
movimientos de cámara, que por momentos nos permite experimentar la
diversión de las alocadas fiestas que protagonizan Dirk y sus compañeros de
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