Cien peliculas que me abrieron la cabeza - Nicolas AmelioOrtiz
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El espinazo del diablo
2001. Dirigida por Guillermo del Toro
Después de dirigir Blade (2002), Guillermo del Toro se sumergió de lleno en
el universo de Hollywood con Hellboy (2004) y la impresionante El laberinto
del fauno (2007). Pero ya contaba en su filmografía con tres excelentes
películas, que lamentablemente no mucha gente conoce. El enorme éxito que
después tendría con títulos que marcaron su consagración como uno de los
mejores directores de cine fantástico opacó sus tres primeras películas, más
«independientes». Entre Cronos (1993), Mimic (1997) y El espinazo del
diablo (2001), marco a la última como mi favorita, lejos.
Ambientada en la Guerra Civil Española, desde el bando republicano, nos
cuenta la historia de un pequeño huérfano que descubre una espectral
presencia en el «orfanato» donde fue a parar. El fantasma le irá revelando al
chico secretos sobre el pasado de ese colegio devenido refugio, y de esta
historia turbia nacerá la sed de venganza. En términos narrativos, la historia
contiene elementos similares a los de El laberinto del fauno: un niño
protagonista que sufre las peleas de los mayores, la guerra y la violencia
como marco histórico. Y sobre todo la sutilmente amenazante presencia del
monstruo, que, sin ser malvado, siempre inspira temor. Según el mismo Del
Toro, El espinazo del diablo es como el hermano mayor de El laberinto…
Pero no sólo eso llama la atención. Esta película es para mí el decantado
de un Guillermo del Toro que con este título termina de definir su identidad y
su estilo como director. La primera escena parece una carta de amor al
Hollywood de los años dorados: un traveling muy western nos plantea todo el
conflicto mostrándonos al hombre armado que baja del auto —la escopeta de
dos caños— y después al niño que se baja con una valija en la mano. Al mejor
estilo de La ventana indiscreta (Alfred Hitchcock, 1954), Del Toro ya nos
pone en contexto mediante un simple movimiento de cámara. Después
también tenemos la secuencia de títulos, con el recitado de nuestro Federico
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