Cien peliculas que me abrieron la cabeza - Nicolas AmelioOrtiz
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los recuerdos más oscuros de su pasado. Esta ansiedad no deja dormir al
protagonista y compromete su relación sentimental con Alma (Liv Ullmann).
La película está dividida en dos partes: una que nos muestra la degradación
moral del protagonista, y otra que directamente nos abisma en el más
enrarecido terror psicológico.
A pesar de que tal vez no sea tan conocida dentro de la filmografía de
Bergman, La hora del lobo es para mí una de sus obras maestras, sobre todo
por la dirección de actores y la puesta de cámaras. Von Sydow y Ullman
llevan su actuación hasta el límite, y logran mostrarnos de la forma más cruda
la decadencia de sus personajes: cada uno transita un arco emocional muy
difícil de sostener. Y Bergman decide mostrar en planos largos ese estado de
cosas. Uno de los que más me gustó es al inicio de la segunda parte, cuando
Borg le cuenta a Alma sobre el mito de la hora del lobo: un plano fijo de diez
minutos durante el que la tensión se vuelve cada vez mayor, y paralelamente
el monólogo del actor nos va encerrando cada vez más en la penumbra de esa
casa perdida en medio del campo.
En cuanto a la puesta de cámara, me gusta mucho cómo esta película
trabaja los múltiples encuadres dentro un solo plano. El más evidente uso de
este recurso ocurre al principio de la película, en donde aparece la ex amante
de Johan: a partir de un zoom fuertísimo pasamos del plano general a un
primerísimo primer plano de la mujer. Casi parece un corte, pero la acción de
los actores se desarrolla en perfecta continuidad. Otra situación similar ocurre
en la escena del castillo, cuando los personajes deambulan por los jardines.
Ahí pasamos de un primer plano de Ullmann a un plano general de todos los
invitados, y nuevamente a un primer plano pero del protagonista. Todo esto
ocurriendo en el mismo traveling le da un montaje interno a la escena, que
destaca mucho más las actuaciones y nos va llevando hacia las emociones que
el director nos quiere mostrar.
La hora del lobo no es un film para ver en cualquier momento, en
cualquier hora del día. Si uno no tiene paciencia, la carga emocional y los
muy largos planos no le permitirán apreciar demasiado. Pero cuando se
encuentra el estado emocional ideal para verla, puede resultar de una gran
inspiración. Y además, si son unos fanáticos del terror como yo, lo que nunca
van a olvidar de La hora del lobo es el final con los demoníacos personajes: la
mujer que cambia de piel y se saca los ojos, o el hombre con alas de pájaro
que merodea por los techos de ese castillo infernal.
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