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Cien peliculas que me abrieron la cabeza - Nicolas AmelioOrtiz

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fotografía y despliegue técnico, sino que resulta perfecta para instalarnos en el

clima de un horror de tipo psicológico y de conflicto interno. La actuación de

Essie Davis nos recuerda a Catherine Deneuve en Repulsión (Roman

Polanski, 1965): Amelia va perdiendo la cabeza y se vuelve peligrosa, incluso

para sus seres queridos. Pensar ese arco para cualquier personaje es

arriesgarse al grotesco, pero Jennifer Kent lo llevó de una manera muy sutil;

cualquier espectador, por más «sano» que se encuentre, se sentirá identificado

con la protagonista.

Otro aspecto destacable es la dirección de arte. Hay mucha referencia al

expresionismo alemán: el monstruo hasta tiene su pequeño cortometraje

hecho en ese estilo de principios del siglo XX. Y no olvidemos que Kent se

inspiró en la composición de Lon Chaney para Londres después de

medianoche (Tod Browning, 1927), en un Hollywood invadido de

expresionismo. Aunque la criatura sea un personaje más bien simple, las

distintas formas que toma, los ángulos en que se lo filma y sus apariciones

más bien ocultas o implícitas lo vuelven una amenaza que desespera de modo

constante. Mientras muchas películas de terror buscan asustar con efectos

especiales y maquillajes exóticos, The Babadook prefiere lo simple y efectivo:

un hombre alto con uñas inmensas y un sombrero, una bestia voraz —y, a

veces, apenas una sombra.

En cuanto a los escenarios, me encanta cómo el director de arte consigue

que cada cuarto de la casa sea identificable y que la audiencia reconozca bien

todos los rincones. Al sentirnos tan inmersos en sus espacios, podemos notar

mucho más cada uno de los cambios sutiles en la casa. Y también podemos

aterrarnos más cuando lo cotidiano del hogar se nos vuelve hostil.

Esta es una de las pocas películas de horror con final feliz. Nos enseña

que los monstruos —tengan la cara que tuvieren— se arrastran siempre

activos por nuestra mente. Si uno trata de reprimirlos, corre el riesgo de

perder los estribos, o de convertirse en un monstruo más. La madre cierra su

arco de inestabilidad psicológica enfrentando los conflictos que la acosan y

aprendiendo que forman parte de su esquema psíquico. Es el final perfecto

para una película con elementos sobrenaturales insertos en un drama familiar

psicológico.

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