Cien peliculas que me abrieron la cabeza - Nicolas AmelioOrtiz
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marketing como estos son frecuentes en las campañas que creen dominar a las
audiencias de internet, y que después se llevan desagradables sorpresas en
boletería. Como siempre: Don’t believe the hype.
Por suerte yo fui a ver The Witch sin ninguna expectativa, y sin siquiera
haber visto el trailer. Un amigo me había dicho que era increíble y que debía
verla sí o sí. Esa era mi única referencia. Un miércoles al mediodía,
caminando por Recoleta, vi el póster de la película en el Village, y me acordé
de aquella recomendación. Como tenía bastante tiempo, me metí a ver la
película, en una sala completamente vacía en ese mediodía entre semana. Pero
creo que fue la primera vez en mi vida que deseé tener cerca a algún otro
espectador. Me hubiera encantado que toda la ansiedad generada por el film
fuera cortada por algún nene gritando, o por un viejo explicándole la película
a su señora. Pero no: nada me ayudó a escapar ni por un segundo de aquella
pesadilla.
En The Witch una familia de la Nueva Inglaterra del siglo XVII es
desterrada de su comunidad. Cargando con sus pocos bienes, el padre, la
madre y los cuatro hijos emprenden su nueva vida ocupando una cabaña
lindera al bosque. Todo parece normal, hasta que la madre da a luz a su quinto
hijo, que una mañana desaparece misteriosamente. A partir de ese momento,
la familia sufre una crisis emocional y religiosa que cada vez se hace más
notable y los va acercando y acercando a la oscuridad que emana del bosque,
aun de día.
La premisa es muy simple —una familia acosada por un ser diabólico—,
y el film la resalta en cada uno de sus cautivantes y terroríficos planos. Desde
el comienzo se nos muestra en pocos minutos todo lo que el director quiere
que experimentemos durante la próxima hora y media: una escena
espeluznante de la bruja sacrificando al bebé a la luz de las velas nos hace
entender la horrible amenaza que se cierne sobre los cuatro restantes
miembros de esta disfuncional familia. La sugestión creada por el sonido en
off y la figura repugnante de la bruja, que nunca se revela demasiado,
anuncian lo que está por venir: un film donde lo oculto predomina y donde el
verdadero terror estará siempre en lo que no vemos.
Se nota que el director hizo un gran casting, sobre todo con los dos
gemelos diabólicos —son tan perfectos en su malevolencia que parecen
digitalizados— y… ¡el macho cabrío! Creo que nunca en mi vida vi en una
película un animal tan bien entrenado y tan atemorizante como el que
interpreta al satánico Black Phillip. Hay una escena, llegando al final, en que
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