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Héctor Carrasquero<br />
[ 152 ]<br />
Lo cierto es que la idea de la muerte es manejada desde el<br />
sosiego, la plenitud; no hay angustia, no hay extrañamiento ni<br />
dolor; las “quejas” aparecen al lado de las “alegrías”, como ingredientes<br />
—opuestos y abarcantes— de la cotidianidad; chimeneas<br />
que remiten al calor del hogar, o a las altas torres de las industrias,<br />
al lado ya de los “incendios”, otro tipo de calor, con la potencia de<br />
la destrucción, el poder avasallante del fuego. En ese verso como<br />
disperso (“quejas alegrías chimeneas e incendios”) se hace<br />
una especie de recuento de la realidad que no cesará de existir a<br />
la muerte del poeta.<br />
La imagen maravillosa del rostro relampagueante del tigre, la<br />
fortaleza y vitalidad del animal, mostrada en su pómulo (de fuerte<br />
musculatura que recuerda al del caballo, favorito de Sánchez<br />
Peláez), lleno también de la luz de esos relámpagos que lo cubren;<br />
la exuberante belleza y fiereza del tigre guiando el recuento hacia<br />
lo menos cotidiano y más impresionante, en uno de los versos<br />
más hermosos y mejor logrados del libro<br />
Pero esta “vitalidad”, hay que notar, no es afín al movimiento<br />
sino al sosiego, el poema presenta una apostura serena; por eso<br />
“también habrán de quedarse calmos los países inquietos”, la<br />
realidad más terrenal, el agitado devenir histórico, lo terreno, en<br />
donde estamos condenados a una percepción fragmentada de la<br />
unidad del cosmos, como un exilio, un estado de indigencia por<br />
estar arrojados al cauce temporal.<br />
Ya se ha dicho que “la vida es sueño”; lo vivido se acumula etéreamente<br />
en la memoria, de modo que una vida, y más si es vista<br />
retrospectivamente, es una acumulación de sueños; pero aquí<br />
la referencia a la actividad creadora del poeta es más directa. Ya<br />
habíamos notado la relación entre el verbo y el sueño en el poema<br />
XII (“Quien habla / sueña...”); ¿acaso la hechura de poemas, aunque<br />
sea un imaginar organizado por la conciencia, no es una<br />
actividad emuladora del sueño? ¿acaso el lenguaje de lo onírico<br />
no es uno de los más explorados por este poeta para lidiar con la<br />
angustia existencial? Tal vez por eso quien habla es “dios de los