Eric Hobsbawn – Historia del siglo XX - UHP
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Capítulo XV<br />
EL TERCER MUNDO Y LA REVOLUCIÓN<br />
En enero de 1974 el general Abebe Beleta se detuvo en el cuartel<br />
Gode durante una visita de inspección... Al día siguiente un<br />
despacho increíble llegó a palacio: el general había sido arrestado<br />
por los soldados, que le obligaban a comer lo mismo que ellos. Unos<br />
alimentos en tal estado de putrefacción que algunos temen que el<br />
general enferme y muera. El emperador [de Etiopía] envió a la<br />
compañía aerotransportada de su guardia, que liberó al general y lo<br />
llevó al hospital.<br />
RYSZARD KAPUSCINSKI, The Emperor (1983, p. 120)<br />
Del ganado [de la granja experimental de la universidad] hemos<br />
matado lo que hemos podido. Pero cuando estábamos matando las<br />
campesinas empezaron a llorar: al pobre ganado por qué lo matan<br />
así, qué culpa tienen. Como empezaron a llorar las señoras,<br />
pobrecito, que esto, lo dejamos, pero ya habíamos matado como la<br />
cuarta parte, como ochenta ganados. Era nuestra intención matar<br />
todos, pero no hemos podido porque empezaron a llorar las campesinas.<br />
Cuando ya nos habíamos venido, un señor con su caballo de<br />
frente a Ayacucho a avisar lo que estaba pasando había ido.<br />
Entonces al día siguiente pasó el noticiero de la radio La voz.<br />
Nosotros en esos momentos estábamos en el camino, regresando, y<br />
como algunos compañeros llevaban radios chiquitos, escuchamos y<br />
bueno, contentos nosotros ¿no?<br />
Un joven miembro de Sendero Luminoso, Tiempos<br />
(1990, p. 198)<br />
EL TERCER MUNDO Y LA REVOLUCIÓN 433<br />
I<br />
Cualquiera que sea la forma en que interpretemos los cambios en el tercer mundo<br />
y su gradual descomposición y fisión, hemos de tener en cuenta que difería <strong>del</strong><br />
primero en un aspecto fundamental: formaba una zona mundial de revolución,<br />
realizada, inminente o posible. El primer mundo se mantuvo estable política y<br />
socialmente cuando comenzó la guerra fría. Todo lo que pudiese bullir bajo la<br />
superficie <strong>del</strong> segundo mundo pudo ser contenido por la tapadera <strong>del</strong> poder de los<br />
partidos y por la posibilidad de una intervención militar soviética. Por el contrario,<br />
pocos estados <strong>del</strong> tercer mundo, cualquiera que fuese su tamaño, pasaron los años<br />
cincuenta (o la fecha de su independencia) sin revolución, sin golpes militares para<br />
reprimir, prevenir o realizar la revolución, o cualquier otro tipo de conflicto armado<br />
interno. Las excepciones más importantes hasta la fecha de escribir esto son la India<br />
y un puñado de colonias gobernadas por dirigentes paternalistas autoritarios y longevos<br />
como el doctor Banda de Malaui (la antigua colonia de Niasalandia) y el (hasta<br />
1994) indestructible M. Félix Houphouet-Boigny de Costa de Marfil. Esta<br />
inestabilidad social y política proporciona al tercer mundo su común denominador.<br />
La inestabilidad resultaba también evidente para los Estados Unidos, protectores<br />
<strong>del</strong> statu quo global, que la identificaban con el comunismo soviético o, por lo<br />
menos, la consideraban como un recurso permanente y potencial para su<br />
contendiente en la lucha global por la supremacía. Casi desde el principio de la<br />
guerra fría, los Estados Unidos intentaron combatir este peligro por todos los medios,<br />
desde la ayuda económica y la propaganda ideológica, pasando por la subversión<br />
militar oficial o extraoficial, hasta la guerra abierta, preferiblemente en alianza con<br />
un régimen local amigo o comprado, pero, si era preciso, sin apoyo local. Esto es lo<br />
que mantuvo al tercer mundo como una zona de guerra, mientras el primero y el<br />
segundo iniciaban la más larga etapa de paz desde el <strong>siglo</strong> XIX. Antes <strong>del</strong> colapso<br />
<strong>del</strong> sistema soviético se estimaba que unos 19 —tal vez incluso 20— millones de<br />
personas murieron en las más de cien «guerras, conflictos y acciones militares más<br />
importantes», entre 1945 y 1983, casi todos ellos en el tercer mundo: más de 9<br />
millones en Extremo Oriente; 3, 5 millones en África; 2, 5 millones en el sureste<br />
asiático; un poco más de medio millón en Oriente Medio, sin contar la más<br />
sangrienta de estas guerras, el conflicto entre Irán e Irak en 1980-1988, que apenas<br />
había comenzado en 1983; y bastantes menos en América Latina (UN World Social<br />
Situation, 1985, p. 14). La guerra de Corea de 1950-1953, cuyas muertes se han<br />
calculado entre 3 y 4 millones (en un país de 30 millones de habitantes) (Halliday y<br />
Cummings, 1988, pp. 200-201), y los treinta años de guerras en Vietnam (1945-<br />
1975) fueron, de lejos, los más cruentos de estos conflictos y los únicos en los que<br />
fuerzas estadounidenses se involucraron directamente y en gran escala. En cada uno<br />
de ellos murieron unos 50. 000 norteamericanos. Las bajas vietnamitas y de otros<br />
pueblos de Indochina son difíciles de