REGIÓN HUÁNUCO - BVS Minsa - Ministerio de Salud

La primera: de las figuras parentales, erigidas en autoridades
moralizantes y, muchas veces, dogmáticas. En ese sentido, los padres,
abuelos, maestros y el sacerdote dicen: “esto se hace”, “esto no se
hace”, “esto se hace así”, etc. Y el pequeño acaba por internalizar todos
estos mensajes, incorporándolos y, sin percatarse, haciéndolos suyos.
La segunda: de los modelos sociales. Toda comunidad tiene sus héroes
que funcionan a manera de modelos de identificación para la juventud.
Actualmente, la TV y demás medios, exhiben como paradigmas a
quienes usan determinado automóvil o perfume, o pertenecen a tal club
(¿o delinquen sin ser castigados? es decir, ¿son modelos de
impunidad?). Y entonces, ¿qué comentas de éstas dos fuentes de
valores? Inicialmente, que dejan mucho que desear. Efectivamente:
Son externos al sujeto; imponen valores desde fuera.
No garantizan en alguna forma su racionalidad, pues
comúnmente se adoptan sin discusión y sin crítica.
En una sociedad compleja en donde coexisten diversas
ideologías y sistemas de valores, resultan inoperantes. Y es
que ocurre una obvia diferencia entre la sociedad actual y las
comunidades agrarias, conservadoras y uniformes. Si estas
pudieron funcionar así, fue porque al ser de alguna manera
colectividades cerradas, los valores convencionales dominaban
el campo, prácticamente sin competencia.
Los medios masivos llevan a la masificación que
despersonaliza y crea el peligro que aliena a las masas.
De donde podría concluirse, tentativamente, que los modelos tradicionales de
adopción de valores nos dotan de valores ajenos, impuestos, yuxtapuestos,
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