REGIÓN HUÁNUCO - BVS Minsa - Ministerio de Salud

• Tomar conciencia que cada uno somos artífices de nuestra propia
existencia (actualmente provechosa o desgraciada), pero con
posibilidades de potenciarla, dotarla de formas valiosas.
• Ver si estamos extrayendo de la vida lo que en el fondo de nuestro
ser anhelamos.
• Conociendo bien lo que queremos, marchar por los caminos del éxito
y la felicidad.
• Por último, habituarnos a ubicar las propias actividades laborales y
profesionales como formas de realización de valores.
Como fue antes mencionado, la globalización hace imposible que las
comunidades se aíslen como antaño. Por añadidura, existe desconcierto por la
continua confrontación de sistemas discordantes entre sí; ya no existen los
carriles de la tradición sacralizada.
Cambian, también, los roles del varón y la mujer en la familia, en la sociedad
laboral y en la política. Cambian los patrones de relación de los hijos con los
padres, de los alumnos con los maestros y de los subalternos con los jefes (en
algunos contextos, los malos de ayer son los buenos que se desea y espera
que regresen, no importa si van a robar con tal que hagan la obra...).
La ausencia de valores o de escalas de valores consistentes, enferma a los
individuos y éstos a las instituciones (¿y viceversa?). ¡Cuantas personas no
saben bien hacia donde van con su trabajo y con su vida!
Debe reconocerse, entonces, que si los valores de los individuos son tan a
menudo nebulosos, así también lo son los de las instituciones, tan complejas y
tan problemáticas.
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