Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893
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206 MARTí / CURA<br />
Desde la vuelta del Delegado, apenas repuesto de su dolorosa re-<br />
cafda; desde la noticia de los bravos ezfuenos, de los esfuerzos ejem-<br />
plares del Cayo y de Tampa; desde el conocimiento, más sentido que<br />
hablado, de la obra seria y viril, discreta y centelleante, de estos meses<br />
últimos de la nueva revolución; desde la junta primera y fructuosa del<br />
Cuerpo de Consejo con la Delegación, se habia notado, en salas y ta-<br />
lleres, el entusiasmo afectuoso, y sana curiosidad, por las últimas con-<br />
quistas de este movimiento político feliz que aúna, ‘y sin mentira ni<br />
violencia, complace y mueve a la vez al moderado y al vehemente, a los<br />
ricos sagaces y a los pobres inquietos. Se veía crecer el cariño, crecer<br />
la fe. Y cuando, ante aquella ansiosa familia del salón, en que los más<br />
extraños y diversos se hablaban y trataban de veras como familia, apa-<br />
reció el Delegado, con el Tesorero Guerra y el Secretario Quesada, con<br />
el Cuerpo de Consejo de New York, con su Presidente Fraga y su Se-<br />
cretario Figueroa, se mostró, pujante, aquella liga de almas de que fue<br />
ejemplo patente; continuo, extraordinario, la memorable noche. 1 Cele-<br />
brémoslal que fue noche de razón y decisión, de realidad y de amor!<br />
i Por ahí se va a pueblo: por noches como aquella!<br />
No describimos aquí, no la podemos describir, la misteriosa fusión<br />
de corazones e ideas, probada a cada paso, entre el orador de aquella<br />
solemnidad y el público cubano, plenamente convidado a mostrar allí<br />
el favor del aplauso o la tibieza del silencio; ni ofenderemos con la cró-<br />
nica laudatoria de su discurso a un hombre que no ve en el sacrificio<br />
de la palabra hablada, seductor para otros, más que el servicio de con-<br />
cordia y fundación que con ella pueda prestar a su pueblo; a un ora-<br />
dor cuyo afán único es hacer al discurso vehículo eficaz de la idea opor-<br />
tuna y útil en los instantes de la oración. Un pueblo que se levanta, un<br />
pueblo de odio e ira que va amalgamándose en la sensatez y el cariño,<br />
un pueblo que adelanta hacia la libertad sin compromisos ni intrigas que<br />
lo perturben o deshonren irio es premio comparable, y superior con<br />
mucho, a la humillación continua y voluntaria de la propia persona?<br />
Parecia, en verdad, que con sus propios brazos levantaba al público, y<br />
mantenía vibrante en el aire, los períodos del orador. Las palabras<br />
caían sobre las almas.<br />
Era visiblemente el propósito del Delegado recoger en ideas esen-<br />
ciales, los propósitos de espíritu democrático, plena preparación: discre-<br />
ción suma y respeto a la isla que animan y caracterizan al Partido Re-<br />
volucionario; narrar en estricta verdad los incidentes, todos dichosos,<br />
y heroicos ya a veces, de la constitución con que pudo interrogar a la<br />
POLhCA Y REVOLUCIÓN 207<br />
Isla; y poner ante su auditorio la situación verdadera de la patria, tal<br />
como el Partido la puede conocer y la conoce, y la relación posible y<br />
actual de los factores diversos del psis, para que, en vista de la neceai-<br />
dad y de la oportunidad, los que quieran, en el circo horrible, ayuden<br />
a la mártir, que demanda ayuda, que espera ayuda, que confía en la<br />
ayuda, que puede redimirse con la ayuda,-y los que quieran, cruzados<br />
de brazos en la barandilla, vean cómo les desgarra a la mártir el león,<br />
u su propia madre, al único hogar ye la raíz única del mundo,+ ayuden<br />
al león a desgarrarla. La historia luego dirá: “itú, hijo!” “itú, asesino!”<br />
Tal fue el discurso, que comenzó el Delegado con fuerzas harto escasas<br />
para augurar que pudiese llevar la tarea hasta el fin: “iTodavía<br />
me ha de alcanzar la vida para tenderme al lado de los que murieron<br />
por defender mi libertad!” Cauterio, era un período, para los morosos;<br />
e .himno el otro; que en su ocasión para los cubanos que, desdeñados a<br />
veces por los adulados, y les son de fijo inferiores, con todos los cubanos<br />
trabajan y a ningún otro abolengo de cubanos ceden en animar con<br />
su fe y servir con su bolsa la libertad de que querrán gozar luego como<br />
amos los mismos que, con labios culpables, befarfan hoy, si lo osasen,<br />
.<br />
a qulenee la mantienen: “lEse ea el hospital del mundo, por el que hay<br />
que pasar como médico caritativo!” Y luego de tributar sentidfsimo<br />
homenaje a las emigraciones iniciadoras de que viene, a la fidelidad de<br />
Puerto Rico y a los pueblos de América que allí tenían hijos afectuosoa,<br />
el Delegado ascendió, de tema en tema, a la deducción precisa de la indiepensabilidad<br />
de la independencia, a la revelación solemne del sentir<br />
actual del país “harto ya de rodrigones J de dueñas”, y a la decisión<br />
eminentemente práctica, hoy que está convencido de la futileza y nulidad<br />
radical de la autonomía oligárquica y fantasmagórica, hoy que se<br />
le ha preguntado y responde, de intentar con recursos suficientes la separación<br />
de dos elementos políticos de diverso origen, composición y<br />
fin, que sólo pueden convivir, bajo r&lículos disimulos, en un estado indeciso<br />
de guerra con cargas y sin ventajas, el cual parece natural reemplazar<br />
con un estado decidido de guerra; de ventajas y cargas a la vez,<br />
y al que en realidad no habría más obstáculo, ni lo hay, que el que pudieran<br />
oponerle la timidez, el desconocimiento del pafa y el carácter c+<br />
Jonia1 de los cubanos. De tema en tema llegó a eetas deducciones el L<br />
legado, y era como si, con las entrañas en las manos, pasaae ante los<br />
ojos, con sus soberbias, con sus virtudes, con sus llagas, con auz parches<br />
extranjerizos, con sus aspiraciones noveles Ia Iala entera. ti enume&<br />
los componentes dispersos de la revolución en el destierro, que el