Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893
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404 MARTf / CURA<br />
3<br />
A SOTER0 FIGUEROA<br />
Sr. Sotero Figueroa<br />
Secretario del Cuerpo de Consejo de<br />
New York<br />
Mi amigo muy estimado:<br />
[Nueva York, octubre, <strong>1893</strong>1<br />
Mi discurso del 10 de Octubre se sirve Vd. pedirme, en nombre del<br />
Cuerpo de Consejo, para publicarlo en Patricr, y yo, levantado ya de la<br />
enfermedad pasajera, para nuevas labores, éstas le mando, como discurso<br />
mejor que el ya pasado, en vez de las palabras que sólo con gran vio-<br />
lencia podría recordar ahora. Como la lava, salen del alma las palabraa<br />
que en ella se crían; salen del alma con fuego y dolor. Horas después,<br />
aún chispea el discurso y resplandece, y se le puede tomar vivo, en<br />
los surcos que abrió al pasar. Días después, amigo mio, que ea lo que<br />
me sucede ahora, el quehacer grande y presente, se lleva laa palabras<br />
que en la hora agitada pudieron parecer bien, o sembrar idea y método,<br />
pero que luego, ante el sol, ante el alma encendida, ante la marcha<br />
firme y silenciosa de tanto leal como le queda aún a nuestro honor, no<br />
es más, amigo mío, que cáscara y pavesa.<br />
Ni me pida, ni me dé, palabras ajenas o mías, como cosa principal.<br />
Déme hombres: déme virtud modesta y extraordinaria, que se ponga de<br />
almohada de loe desdichados, y se haga vara de justicia y espuela de<br />
caballeria: déme gente que sirva sin paga y sin cansancio, en el mérito p<br />
rntrtiae de la oscuridad, el ideal a que se acogerán luego, pedigfiienoa p<br />
melosos, loe mismos que, en la hora de la angustia, porque el polvo del<br />
ramino les mancilla la corbata, se apartan de él. Lo honrado es la brega:<br />
y no ver, con loe braxoe cruzados, cómo bregan otros.. Nosotros en-<br />
cendemos el horno para que todo el mundo cueza en él pan. Yo, si vivo,<br />
me pasaré la vida a la puerta del horno, impidiendo que le nieguen pan<br />
a nadie y menos, por la lección de la caridad, a quien no trajo harma<br />
para 61. Pero en república, más que en nada, debia ser verdad lo del<br />
valenciano Mondragón : “el que quiera pan, que lo cave; y mientras más<br />
blanco, más hondo”. Y así quedo yo; cavando, para todos.-No me<br />
pida palabras desvanecidas, las palabras del 10 de octubre, que debieron<br />
wLfTIcA Y REvoLucx6n IDS<br />
su, y fueron eín dada, de menoepompayaparíemiaqueotraevecq<br />
porque la dignidad de laa vfrtudea P~~puta~,YPP~<br />
su naturalwa son más eecrdae que públiw ponía en mf como cierto<br />
desdén de lo meramente hablado; aparte, amigo mío, de la dificultad &<br />
ahogar por prudencia ante un público ardiente, a riesgo de que tuviere<br />
al orador por mermado y enjuto, las vocea de victoria que, como himno<br />
indómito. se levantaban a aquella hora tumultuosa en mi corazón. Lejos,<br />
muy lejos del tablado extranjero eataba mi pensamiento real, J mi ma-<br />
yor obligación: mi discurso, aquella noche, era ella misma, y eI reli-<br />
gioso concierto y obra sensata e incontrastable en que, después de una<br />
guerra desordenada en un pueblo heterogéneo, hemos logrado componer<br />
las almas. Ese era mi discurso, y mi vida: valgámonos a tiempo de toda<br />
nuestra virtud, para levantar, en el crucero del mundo, una república<br />
sin despotismo y sin castas.<br />
Queda, cavando, su<br />
Sr. Justo Gatillo<br />
4<br />
A JUSTO CASTILLO<br />
JOSÉ XARTf<br />
[octubre, 1393]<br />
Mi querido y buen Justo:<br />
Vd. tiene razón, y es n eceaario que nos pongamos elegantes. porque<br />
a los hombres no se les juzga por lo que son, sino por lo que parecen: y<br />
porque hay razón para juzgar mal a quien no cuida del respeto y buena<br />
apariencia de su persona. Mientras haya un hnmhre alto. todos loe hombrea<br />
tienen el deber de aspirar a sei tan altoa como 61. El hurón w<br />
mete por loa rincones de la tierra. El Bguila sube vencedora por el aire..<br />
A mí me gusta más el cielo que las cuevas. Me ha puesto muy contento<br />
eae baile de casaca.<br />
Pero de la casaca se nos van a burlar. y nos van a llamar danaoner<br />
y easaquines, si no mostramos ser hombres, que a su hora de poner el<br />
charol y el frac, y a su hora, para adquirir el derecho a la fiesta,-trabajan<br />
y pelean. iEstá C u b a a le án d ose, y sus mozos no le tenderán loa<br />
braaos, para ayudarla a levantarse,-para levantarse con ella? El que<br />
levanta a su pafa ae levanta a sí propio. El que no tiene pafs propio, ce