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Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893

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234 MARTf / CUBA<br />

La prisa me obliga a acabar. Porque esta alma mía es la de Vd.,<br />

y no deje que me la hagan inútil, que me la hagan inútil al amor y la<br />

fe de mi pueblo, las arrogancias y preocupaciones ajenas. Trabajemos<br />

para la dignidad y bienestar de todos los hombres. Así lo entendemos<br />

y ésa es nuestra resolución. ~?sa es la obligación que le echo encima:<br />

predicar sin cansancio el espiritu humano y democrático de nuestra revo-<br />

lución. Todo por los que padecen, y Vd. y su América, y sus hijas,<br />

quieran a su<br />

AL PRESIDENTE DEL CLUB “CAYO HUESO”<br />

Delegación del Partido<br />

Revolucionario Cubano<br />

Sr. Presidente del Club “Cayo Hueso”<br />

Key West<br />

Mi muy estimado compatriota:<br />

2<br />

JOSÉ MARTi<br />

Central Valley, 9 de marzo de <strong>1893</strong><br />

Con el más vivo agradecimiento, con el justo orgullo de que la patria<br />

tenga servidores tan constantes como los miembros de ese Club, y con<br />

la confianza de ser bien entendido por ese grupo de hombres valiosos a<br />

quienes en la angustia sagrada de mi cargo, hablé hace poco con todo<br />

cl corazón ,-vengo a dejar aquí testimonio del servicio extraordinario<br />

de ese Club, al convertir a los fondos de acción, insuficientes ya para<br />

las atenciones precipitadas de la preparación de una guerra que se nos<br />

viene encima antes de lo pensado, los fondos de guerra que tenía acumu-<br />

lados,-y a devolverlos al Club, retornando a su Tesorería el chech en<br />

que los envió, para que continúen intactos en su Tesoro como fondos<br />

de guerra.<br />

El Club recuerda bien, y la Delegación no puede olvidar, las circuns-<br />

tancias, de entusiasmo a la ves que de agonía, en que la Delegación,<br />

segura de que hablaba en el Club “Cayo Hueso” con cubanos capaces<br />

de apreciar las ventajas y deberes del momento, explicó, como ante el<br />

consejo de hombres de razón y de gobierno que ese Club es, la situación<br />

urgente y feliz de nuestros asuntos revolucionarios. “No estamos ju-<br />

POLíTICA Y REVOLIJCIóN 235<br />

gando a guerra; sino a las puertas de la guerra”. No vivimos en paseos<br />

y en orgías, sino regando la sangre por la tierra, y con la trawparencia<br />

y la humildad de los apóstoles. No hemos necesitado, para unir a todas<br />

las emigraciones como antes nunca se ligaron, para despertar y atraer<br />

el patriotismo cubano disperso antes por el,= para unir las fuerzas revo-<br />

lucionarias aisladas en la isla y crearlas donde no exiatIan, para jpntar<br />

todas las fuerzas de la revolución de dentro y de afuera, más que una<br />

turna total de poco más de tres mil pesos en un año; sí, para resolver<br />

todos los problemas previos de la guerra, para mover y decidir a todos<br />

sus hombres, para levantar una organización con que inspirar a las<br />

naciones y a nuestros benefactores posibles, el crédito y respeto que<br />

nos son indis~nsahles, y para reunir doce mil pesos de fondos de guerra,<br />

seguros en las manos de los que loa han reunido, no hemos necesitado<br />

más que poco más de tres mil pesos en un año. Y el pasado y la buena<br />

memoria dirán si se hizo antes cosa parecida en nuestra revolución, o<br />

en cualquiera otra revolución. Pero el éxito de nuestros trabajos, y el<br />

influjo adquirido por su orden y rapidez, precipitó-mucho antes de Io<br />

que teníamos en nuestra modestia derecho a esperar,-los sucesos que<br />

presagian la guerra. La confianza en nuestro auxilio, agrandado por<br />

la imaginación, alentó e impacientó a los revolucionarios más preparados<br />

en la bIa, que no nos quieren dar tiempo a más preparativos. La unión<br />

cariñosa de nuestros héroes y trabajadores de siempre con los elementos<br />

nuevos de dentro y fuera de la Iala, inspiró fe a los revolucionarios<br />

importantes que no creían posible esa unión en un plan fijo y abierto<br />

y de buena politica. El temor a la guerra que adelantábamos con tan<br />

buena fortuna contribuyó principalmente a que la dirección autonomista,<br />

como medio de distraer o desarmar el espíritu de revolución, acatase<br />

la reforma provocativa de elecciones, y saliese del retraimiento. Los<br />

revolucionarios preparados-y la indignación de la Isla, envalentonada<br />

con el auxilio que espera de nosotros)rechazaron la reforma electoral,<br />

con una agitación unánime que, en plena vigor de nuestros preparativos,<br />

hace temible en todo momento un estallido revolucionario. Más aún,<br />

por una razón u otra, por el fervor de aIgunos impacientes o por el pIan<br />

artero del gobierno español de hacer abortar la guerra con un alzamiento<br />

prematuro, se ha fijado una fecha demasiado cercana, para la cual, no<br />

hay modo humano de que nuestras fuerzas estén preparadas como deben<br />

y pueden, y cuya fecha pudiese convidar a algún patriota inquieto, a<br />

algún culpable apasionado de gloria, a levantarse antes de que estuviera<br />

2* Epacio en blanco eo el original.

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