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Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893

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296 MARTi / CUBA<br />

su propia casa o de la ajena, los supongan incapaces para el orden y<br />

disciplina, para el pensamiento propio, para la política de voto y re-<br />

presentación, para la autoridad delegada y responsable, para el acomo-<br />

do de voluntades diversas en el bien común, para la idea esencial del<br />

gobierno por el pueblo de los actos y hacienda del pueblo, sin los que<br />

vive ensangrentada o muere entre cenizas la república. Mañana, cuando<br />

se viva en la patria palpitante, y se disputen el triunfo la tradición so-<br />

berbia y la equidad previsora, que es todo lo que tiene que disputar en<br />

Cuba; mañana, cuando opongamos a una poìítica recortada de preocu-<br />

paciones con miras al extranjero, como la de los que en España acataron<br />

al rey José y en México llamaron al emperador, la política autóctona y<br />

veraz, que está en la explotación inmediata de la riqueza virgen por un<br />

pueblo cuyos hijos todos vean seguros sus derechos de hombre; maíía-<br />

na, cuando ae tenga ya bajo los pies la realidad del suelo nativo, y hier-<br />

van apasionados los intereses y las virtudes, es natural que el cubano,<br />

sabedor por la experiencia ajena de que un voto descuidado es uu de-<br />

recho perdido, p la indiferencia en el sufragio la antesala del déspota,<br />

vote con la animación y el fuego de quien quiere poner techo firme a<br />

la casa nueva de sus hijos: que con la politica locuaz, y voto libre y<br />

frecuente,’ no hay guerra que temer, ni tiranía de arriba, ni de abajo,<br />

en las democracias. Y entonas podrá ser, y deberia ser, obligatorio el<br />

voto, porque nadie tiene derecho de poner a la patria en peligro por su<br />

desidia. Pero hoy, después de veinticuatro años de prueba; despks de<br />

haber visto caer en la paz inesperada, aunque no inútil, una guerra de<br />

esfuerzo. gigante, perdida sólo por falta de preparación y de unidad;<br />

después de haber visto con la hopa del ahorcado a tanta cabeza juvenil<br />

y tantas barbas canas; después de padecer de la ciztia incesante y há-<br />

bil con que el gobierno español, por bocas criminales de cubanos, trata<br />

de aflojar o dividir las fuerzas libres de la emigración; después de oir<br />

inflexible la solicitud angustiosa de la madre anciana y la triste com-<br />

pañera, que cada día le ve en la expatriación menos raíz y dicha al ho-<br />

ga< al padre menos ventura, menos carkter y guía al hijo,+ admira-<br />

ble de veras la emigración que, sin el deber de la ley ni el estímulo de<br />

la pasión, sin h práctica del gobierno ni el estudio detenido del proble-<br />

ma americano, practica antes de la república, como el único medio de<br />

obtenerla, el régimen de examen propio y voto individual que salvará a<br />

las nuevas repúblicas de América, a Cuba y Puerto Rico, de los trastor-<br />

nos necesarios que, por la incultura politica de la masa, y las distancias<br />

inermea y caudillaje personal que en Cuba por naturaleza y carácter<br />

PoLfllca Y REVOLUCIóN 297<br />

NO tenemos, impidieron el asiento de un régimen de educación pública<br />

y equiiibrio de ciases en el voto, en !as primeras repúblicas, recién sa-<br />

lidas de !a casta. de los paises ineducados de América. Esa fe. ese or-<br />

den, ese examsn directo! esa confianza otorgada después del examen,<br />

ea responsabilidad de ia representación delegada: esa discip!ina vo-<br />

iuntaria y unidad de ac&n, es lo que el cubano ve con regocijo. y el<br />

extranjero sorprendido aplaude, en las elecciones del lr) de abrii del Far-<br />

tido Revoiucionario Cubano. Antes? el mero sentimiento, encendido has-<br />

ta la ceguedad en un alma incapaz de creer en la sumisión perpetua del<br />

hombre a la ignominia, sacudía de vez en cuando, con llamarada que’<br />

revelaba sólo la falta de orden revolucionario del país, la idea latente,<br />

y con razón después de la catástrofe asustada, de la independencia del<br />

país; y temía Cuba, con justicia, que una gran corazonada, una pecha-<br />

da de ambiciosos o de héroes, no pudiese inspirar en el país la confian-<br />

za en el pensamiento polítko , económico de la guerra, y la fe en PU<br />

ordenacibn y recuroos, sin los cuales son inútiles las palpitaciones más<br />

Gvas de los pechos generosos. Hoy, la revolución no es la amenaza cie-<br />

ga de un trastorno irresponsable que augura un régimen de exclusión y<br />

de supremacías; sino la censura alti y expresa de la guerra sin objeto<br />

ni democracia suficientes, sin plan y sin tesoro, sin unidad y sin precau-<br />

ción, y eX edicto con que el pueblo cubano proclama que entra en la re-<br />

pública, ya al acabarse el primer siglo de nuestra América, con los há-<br />

bitos de propia conciencia y cultura política que faltaban en las repú-<br />

hlicas de principios del siglo, al nacer, de tribus de indios, sobre un<br />

montón de familias ensoberbecidas erl territorios de rebeldes distancias.<br />

Sin pasión; sin ira; sin el engaño del sentimiento, tan fatal en su<br />

exceso como en su carencia a la buena guía de los negocios poiiticos;<br />

sin el propósito culpable de trastornar el país con una guerra rechazada<br />

o desconocida que no se acomode a sus intereses y a .su realidad: sin<br />

má: pensamiento de persona, c terquedad de apóstol, o soberbia de cau-<br />

dillo que los que de antemano se doblepan ante un amor ferviente u la<br />

patria, sin mas afán que el de poner a los habitantes de Cuha. por un<br />

gobierno propio y equitativo. en condición de asegurar RUS hogares<br />

arruinados y emplear su-ì notables aptitudes; sin más pasión que ia de<br />

1usticin entre los hombres, sin la cual no hay paz, y la de 1s hermandad<br />

entre IOE hijos de un mismo psis, y entre ios hombres buenos de todos<br />

ios países.-los emigrados cubasos fueron a sus urnas el 10 de a!)ril de<br />

<strong>1893</strong>, con los ojos vueltos a la tierra que adoran, y votaron por el Be-<br />

iepado que ha de continuar uniendo los elementos de la guerra corta,

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