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Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893

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MARTí / CUBÁ<br />

!a tierra infeliz, de no tener una traicion, ni un fracaso, ni una retirada<br />

que lamentar en el primer año dc trabajo triunfal del Partidc Revolucio-<br />

nario; pero por el carácter de la íiesta se vio allí el de la revolución que<br />

hacemos, que no esti, no, porque eso es feo y poco, en vivir a la sombra<br />

de Ic que hemos hecho, o hicieron, los demás, sino en limpiar el camino<br />

para lo que fa!ta, sin mirarle al coraz5n los chorros de sangre, ni dete-<br />

nerse a curarle a! cuerpo las lastimaduras. Con ver dia a día la vida de<br />

los que aquella noche hablaron, volviera la confianza en Cuta a quien<br />

ya no la tuviese. Juan Fraga, el presidente del Cuerpo de Consejo de<br />

New York, bosquejó con su palabra erguida la constitución republica-<br />

na, la economia ejemplar, Ia obra, a su juicio, original del Partido Re-<br />

volucionario Cubano, que es la disciplina de la repubiica y el imperio<br />

de la ley en fa preparacibn de las revoluciones, dejadas hasta hoy al im-<br />

pulso de una entidad heroica o al desorden de un patriotismo ciego, y<br />

a menudo soberbio y rencoroso:-Juan Fraga, emigrado de los veinti-<br />

cincos años, compuso hombre a hombre, por todos los países del destie-<br />

rro el primer club que atesoró dinero para Ea revolución; y es hombre<br />

sin mancha, en quien caben la cordura y la verdad. Carlos Zahonet, ga-<br />

ilardo orador, quitó esperanzas a Ios que en el desorden morar de Cu-<br />

ba fíeri el remedio, cobardes o interesados o perezosas, a algo menos<br />

que el trabajo previo de todos los dias, y de todos, que lleva a cabo<br />

ei Partido Revolucionario, para tener montura a la hora de salir al ca-<br />

mino: Carlos Zahonet es hijo de sí mismo, y del jornal, y saca de su<br />

probidad y de la vida verdadera su elocuencia viril. Gonzalo de Que-<br />

sada, continuo testigo del trabajo intimo de las emigraciones y del aplau-<br />

so entraSable que arranca a Cuba, dijo cuanto la discreción permitía de-<br />

cir, y con sus párrafos austeros IievG a las almas eí fuego de la saya:<br />

-Gonzalo de Quesada, en los umbrales de Ia vida feliz, cree, con sacrifi-<br />

cio de su persona en ei deber oscuro, que no merece ser servido de ios<br />

hombres el que no los sirve. Benjamín Guerra, el Tesorero reelecto por<br />

unanimidad. explicó en un discurso de composición robusta, oído con<br />

vivo placer, el oficio constructor de la revolucion, que ha de reparar el<br />

desorden profundo e inmoral de Ia tirania ruinosa que la hace indis-<br />

pensable:-Benjamín Guerra, comerciante sagaz ,y afortunado. emplea<br />

el descarso de su mucha labor, su sólido juicio y su sobrio carácter en<br />

preparar a Cuba. con ict revoiucion de 1s concordia. el estadn de pro-<br />

ítiedad permanente en que !s riqueza no viva en el ahogc de la explo-<br />

tación, el susto de ia pérdida, y ia vergüenza áe su compiicidad inevita-<br />

ble cori un3 corruptora tiranía.<br />

POLíTICA Y REVOLUCIÓN 309<br />

Como de hijos eran todos los corazones cuando, venido para la fienta<br />

desde su colegio patriarcal de Central Valley, recordó el presidente<br />

v-iv0 de la república de Cuba, el incólume Tomiís Estrada Palma, la dicha<br />

grande del dia de Guáimaro, que “encauzó la rebelion de Yara”; reconoció<br />

el alma de aquel dia y aquellos hombres, y su aima propia, sin<br />

arrogancia ni celos, en la democracia de voto y obra compacta e impersonal<br />

del Partido Revolucionario, y, con evocación de extraño poder y<br />

singular beldad moral, bendijo en nombre de los padres la obra de<br />

los hijo%, trajo al 10 de abril del Partido Revolucionaric la sanción conmcvedora<br />

y augustc del 10 de a b rr ‘1 de Guáimaro.-T,)más Estrads Pa!ma<br />

ama a la libertad como hije suya que es; con la palabra y el acto<br />

continuo enser?a la honradez de ella, y la vida sin pereza ni mancha, a<br />

loa discípulos que se ie agrupan amorosos; crece y arrastra cuando recuerda,<br />

de pie entre sus hijos, los dias inmortales y creadores del carácter<br />

ctibano en el sacrificio útil y necesario de la guerra; ‘conoce las<br />

entrañas de nuestra revolución y su espíritu imperecedero y sus excrecencias,<br />

y con la autoridad de quien la gobernó, y hombre por hombre<br />

la ha estudiado, proclama que la revolución ha de vivir, porque es<br />

el alma de nuestro pueblo.<br />

Por los hijos; por lo que falta que hacer; por los obstáculos que el<br />

interés espaiíol: y nuestros dejos de soberbia e indecisión, pueden po-<br />

ner a la guerra en el camino; por la isla que le habla, que se ha de<br />

respetar, que está cansada de descreídos e inútiles, y de ia que puede<br />

dar fe, habi;, dando a su pueblo el honor de cuanto se hace, el Delega-<br />

do reelecto per las emigraciones: él conoce la reserva prudente, y la de-<br />

terminación sorda e inquebrantable, de los cubanos; él declara que el<br />

pa:rrotismo de la isla no necesita de maestro ni de acicate, sino que al<br />

patriotismo de afuera y no al de adentro es a quien resta que hacer: él<br />

reiiaio los causas de duda injusta. desconocimiento voluntario. locali-<br />

dad asustadiza e innecesario temer que, bien movidos por el gobierno<br />

hábil, puedeo moverle objeciones al Partido Revolucionario creado pa-<br />

ra tener dispuesta la guerra, en el caso inminente de que el país, barrien-<br />

dc en su ira como un ápice toda oposición miedosa o venal,. decidiese<br />

buscar en la prîlea ei remedie cada día más lejano de otras fuentes a su<br />

ir?dignación y ruina: que ai ravo no se le aparta con poner ia mano<br />

contra el cielo, ni con neg3r el zi,u zag. que centellea en ias nubes. ni con<br />

l’arar~ a mirarle LS COIO!~.L y a decir que son lúgubres y pavorosos. si-<br />

no con abrir vla ai fuego en las entrañas de la tierra. Y prometió el<br />

Delegado decir continuarnente la verdad, pasar como quien no ve por

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