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Volumen 2. Política y Revolución II, 1892-1893

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444 MARTí / CUBA<br />

mos para muchos meses: ea la verdad, para poder decirla. Es el derecho<br />

de conciencia, y el conocimiento concreto de su parecer de Vd., a fin<br />

de que me sirva de rumbo, y acomodar yo a las de Vd., mis operacio-<br />

nes, y extenderlas o acortarlas, e irme o quedarme, en acuerdo y servi-<br />

cio del pensamiento de Vd. sobre la hora y modo de Comenzar la guerra.<br />

No es de su corazón, debo repetirle, de lo que necesito segurida-<br />

des, que con’razón me mandaría Vd. a paseo, y ya se las ha dado Vd. a<br />

Cuba con veinte y cinco aíios de su vida. Es su parecer sobre tiempo,<br />

parecer que. llamo concreto arriba, porque la situación en Cuba es<br />

concreta.<br />

La situación en Cuba ia qué pintársela? El gobierno teme una re-<br />

volución y se prepara contra ella. Tiene en casa a los que considera sus<br />

sostenes principales. Afuera, por mucha que sea nuestra prudencia,<br />

aunque nada se dice o hace jamás que indique acción inmediata ni com-<br />

prometa a los de la Isla, no podemos cejar, ni estancarnos, que seria lo<br />

mismo que cejar. A pura astucia hemos ido salvando del gobierno el<br />

conocimiento de los compromisos reales. ¿Se puede prolongar mucho<br />

en Cuba eaa situación?-Yo sé que no se prolonga, sé lo que a la sor-<br />

dina se persigue y rodea a los sospechosos, muchos de ellos cabezas que-<br />

ridas, o cabezas nuevas, como en Vuelta Abajo, de la gente nueva de<br />

la localidad;-y sé, sin misterio pueril ni exageración de principiante,<br />

todo lo que, con los hilos naturales en la mano, debo saber de estas me-<br />

nudencias. Puedo decir que el clamor es unánime. De París me escribe<br />

Betances,G7 lejos-por sup uesto-de la realidad cubana, pero dentro de<br />

la realidad española, lo que me escriben de Guantánamo, de Santiago,<br />

de Manzanillo, de Matanzas, de Sancti Spíritus, de Baracoa. Por esa<br />

carta ingenua y desordenada que le envió con la de Serafín, confirmará<br />

Vd. el conocimiento de la situación: así son todas, y tan temeroso estoy<br />

del deseo de la Isla,-tanto como seguro del respeto y’ afecto con que<br />

atenderán a una demora corta y un poco precisa,-que a parte alguna<br />

he enviado armas, para que no abusen de ellas, aunque tengo abiertos<br />

los medios, por goletas carboneras usuales, de irlas dejando, o dejarlas<br />

todas a la vez, en los tres Lgares donde parecen desearlas más ardiente-<br />

mente, y las esperan-en Guantánamo, Cienfuegos y Matanzas. Conti-<br />

núo creyendo, sobre todo desde que Vd. me lo aplaudió, que las armas<br />

sólo deben ir a Cuba en momentos próximo3 al de la acción general-Y<br />

cn esa situación general ique podremos llevar nosotros ahora mismo: con<br />

s7 Ramón Emeterio Retances. médico puertorriqueño, que trabajó activamente<br />

por le emancipación de Cuba y de su patria, especialmente en Parir, donde estudió<br />

y roeidió largos años.<br />

POLfTICb Y REVOLUCIÓN 445<br />

el nombre mágico de Vd. ? pues tres expediciones-la de Vd. ; como la<br />

hablamos en mi último viaje inolvidabíe-la de las Villas, que está lista<br />

-la de Maceol que solemnemente me ofreció ir, en respuesta directa<br />

al mensaje de Vd., y a la delegación: y podemos llevar mil quinientos<br />

rifles.-Más podremos: pero estoy a lo que tengo en las manos. ~NO<br />

cree Vd., General, que si, con la expectación simpática del país, con el<br />

arranque de los jefes acreditados en las diversas comarcas, con la si-<br />

tuación violenta y favorable en que es corriente la fe en la debilidad<br />

patente de España, y en su pobreza, es hora de que caigamos sobre el<br />

país, puesto que tenemos lo que parece necesario para empezar con fruto,<br />

y una emigración ordenada que nos seguirá dando la mano?-Pero<br />

yo, considero la situación oportunísinia. iY tengo que esperar un mes<br />

a que Vd. de allá me diga simplemente su respuesta escrita, un mes pre-<br />

cioso! Si estas ideas pareciesen a Vd. propias del momento, si-salvo<br />

detalles-creyese Vd. que es la ocasión y entra como Vd. sabe y puede<br />

en ella,-4 puedo con esa firmeza aligerar la mano, redondear los re-<br />

cursos, a fin de allegar más de lo que se tiene y sujetar la Isla,-díga-<br />

melo por una palabra de cable a Barranco New York, la palabra .Queno.<br />

-Y yo, que soy todo lo prudente que Vd. pueda desear, conduciré<br />

mis últimos esfuerzos de modo que maduren dentro de un plazo corto,<br />

que la Isla parece fijarse. Diciembre no, porque ya lo tenemos enci-<br />

ma, sino enero o febrero. Lo mejor sería, y como pueda lo he de hacer,<br />

ir a hablar con Vd., y traerme su3 encargos definitivos. Pero ino me<br />

los traje cuando vine ? En realidad, tal como estamos, 15 días después<br />

de recibir la noticia de Vd., ya estamos andando. La situación general,<br />

es para nosotros de responsabilidad suma, y para el país delicadísima.<br />

Se está pendiente de nuestros labios. Y yo de los de Vd. Mande, y yo<br />

continuaré teniéndole hecho lo que, con mi levita negra y mis aparien-<br />

cias de lítero, puedo hacer sin que parezca que se tienen las cosas tan<br />

cerca como están. Y piense que yo no puedo responder a aquella gente<br />

inquieta con demasiada vaguedad, ni dar tal o cual paso de trascenden-<br />

cia, con razón de la guerra cierta e inmediata, sino hasta que en con-<br />

ciencia sepa que es cierta e inmediata.<br />

Ahora noto que al tratar de uno de los orígenes posibles del alza-<br />

mient-1 de que los nuestros que por afuera nos hubieran querido<br />

forzar la mano-no hablé de este punto.- Es porque, después de examen,<br />

lo desecho. Ese peligro había mientras no veían la obra tan cercana.<br />

Sólo de Serafín se hubiese podido sospechar por su impaciencia conocida,<br />

y su intimidad wn las Villas; pero es él el primer indignado, y antes

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